Los servicios públicos acogen a los migrantes y refugiados y promueven la resiliencia de las comunidades.
“El mundo se enfrenta a una escalada de desplazamientos de poblaciones; millones de personas se ven obligadas a abandonar su país de origen huyendo de los conflictos bélicos, las violaciones de los derechos humanos, la violencia y las catástrofes climáticas”, afirma Rosa Pavanelli, Secretaria General de la Internacional des Servicios Públicos.
El informe del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU de 2014, estima que 59.5 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse por todo el mundo debido a los conflictos armados y la violencia. Se trata de un aumento drástico comparado con años anteriores y se prevé que las cifras seguirán aumentando en la medida en que continúen los conflictos abiertos en muchas partes del planeta, sobre todo en Oriente Medio y Norte de África. Sólo Siria ha generado 7.6 millones de personas desplazadas y 3.88 millones de refugiados, a finales de 2014. Le siguen los refugiados de Afganistán, con 2.59 millones de personas desplazadas y de Somalia, con 1.1 millones.
Es alarmante que más de la mitad de la población refugiada del mundo sean niños y niñas. Aunque la mayoría de estos refugiados y refugiadas están alojados en campamentos situados a lo largo de países vecinos, un elevado número de ellos han emprendido peligrosas rutas para intentar pedir protección en Europa. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, en 2005 viajaron a Europa 809,266 personas, a través de las diversas rutas de tránsito de África, Asia y Oriente Medio. Muchas han perdido la vida cruzando el Mar Mediterráneo y quienes lograron atravesarlo se encuentran atrapadas en distintas fronteras europeas, muchas acaban en centros de acogida y a otras se les otorgó protección.
Los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos se encuentran en primera línea atendiendo a estos flujos de migrantes y refugiados, ofreciéndoles servicios públicos durante las emergencias, en tareas de inscripción, suministrando protección, alimentación, refugio, cuidados médicos, cuidados infantiles y servicios sociales. Codo con codo con las autoridades locales, suministran servicios críticos para el bienestar y la integración de los migrantes, por ejemplo, ofreciendo educación a los niños y niñas, servicios sociales, de inserción laboral y capacitación profesional, entre otros.
“En el Día Internacional del Migrante, pedimos unidad y solidaridad con las personas desplazadas, ya sean migrantes, solicitantes de asilo o refugiadas, incluidas las personas desplazadas internamente. Necesitamos trascender la retórica del miedo a los migrantes y luchar contra la xenofobia y la intolerancia. Estas personas han huido de la violencia y necesitan nuestra protección y apoyo. Es más, los Estados deben cumplir las obligaciones que les imponen los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario y ofrecer soluciones coherentes a la migración y el asilo. El Convenio de las Naciones Unidas sobre trabajadores migrantes y los convenios de la OIT C97 y C143 sobre trabajadores migrantes disponen un marco basado en el reconocimiento del derecho a la protección de los derechos humanos de los migrantes. La Convención de 1951 de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados constituye el instrumento internacional que consagra la protección de los refugiados y refugiadas. Los Estados deben respetar estas obligaciones”, subraya Pavanelli.
“Resulta del todo alarmante que los gobiernos de la UE continúen sin aplicar el principio de solidaridad comunitaria. Las autoridades locales carecen de los fondos suficientes para ofrecer refugio a las personas que están huyendo de la persecución, la guerra y la pobreza,” afirma Jan Willem Goudriaan, Secretario General de la Federación Europea de Sindicatos de Servicios Públicos. “Tenemos una crisis de recepción debido a años de austeridad que han dejado a los servicios públicos sin recursos suficientes, sin personal suficiente y mal preparados. Las regiones del Sur y del Este de Europa continúan soportando la carga de recibir la mayor parte del influjo de recién llegados. Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Necesitamos la solidaridad entre los Estados miembros de la UE. La UE puede y debe afrontar este problema.”
“Paralelamente, nos preocupan las graves repercusiones del cambio climático en las comunidades desplazadas”, afirma Pavanelli.
Se estima que si no disminuyen las emisiones de carbono y los factores que contribuyen al cambio climático, se producirán más catástrofes naturales como tormentas, inundaciones, fuegos incontrolados, sequías y desertificación, corrimientos de tierra y muchas otras calamidades, que podrían potencialmente desplazar a más de 200 millones de personas de aquí a 2050.
“Estos cambios climáticos, conjugados con la competencia por unos recursos cada vez más escasos, como los alimentos, el agua y el combustible, contribuyen a multiplicar los conflictos y los desplazamientos. El cambio climático, los conflictos y los movimientos de personas están intrínsecamente ligados. Hay que abordar la migración conjuntamente con las causas que provocan la migración forzosa, como las cuestiones relacionadas con el desarrollo económico, social y sostenible, la democracia y la paz”, afirma Pavanelli.
“Ante el resultado de la Conferencia de la ONU sobre el Clima de este año, necesitamos ejercer presión sobre los gobiernos nacionales y locales para que aceleren el paso hacia sociedades sin emisiones de carbono y que empleen sus herramientas legislativas, financieras, ejecutivas y normativas para llevar a cabo los cambios precisos. Los sindicatos y la sociedad civil deben ayudar a generar la voluntad política necesaria para contrarrestar a los poderosos grupos de presión corporativos. Insistimos en que la transición hacia una sociedad sin emisiones de carbono sea una transición justa, que cree empleos sustentables y que promueva la resiliencia de nuestras comunidades ante el cambio climático. Los servicios y las infraestructuras públicas son cruciales para las estrategias de mitigación y adaptación. Debemos invertir las políticas neoliberales que conllevan pobreza y exclusión y poner fin a la austeridad”, añade Pavanelli.
“Ante los desplazamientos de poblaciones que están ocurriendo en todo el planeta, cada vez reviste más trascendencia el papel de los servicios públicos de calidad para acoger a los migrantes y refugiados en nuestras sociedades. Contar con unos servicios públicos suministrados por el Estado y bien financiados es indispensable para promover la resiliencia y preparar a nuestras comunidades para abordar el desafío del cambio climático”, concluye Pavanelli.
Declaración sobre el Día Internacional del Migrante en English – Français – Español – русский