Este año, el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril, tuvo como tema central enfrentar el Trastorno Depresivo Mayor (MDD), comúnmente conocido como depresión. La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia persistente de tristeza y una pérdida de interés en actividades que las personas normalmente disfrutan, acompañada de una incapacidad para llevar a cabo las actividades diarias, durante 14 días o más.
Este año, el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril, tiene como tema central enfrentar el Trastorno Depresivo Mayor (MDD), comúnmente conocido como depresión. La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia persistente de tristeza y una pérdida de interés en actividades que las personas normalmente disfrutan, acompañada de una incapacidad para llevar a cabo las actividades diarias, durante 14 días o más.
“Para prevenir la depresión, construyamos una sociedad más humana, que priorice a las personas sobre los beneficios. Prestar más atención a la salud mental, dotar de más fondos y capacitar a los proveedores de asistencia es fundamental para ofrecer una ayuda profesional a quienes batallan con casos crónicos de depresión”, afirma Rosa Pavanelli,Secretaria General de la ISP.
Además, las personas con depresión suelen padecer varios de los siguientes: pérdida de energía; cambio en el apetito; dormir más o menos; ansiedad; concentración reducida; indecisión; inquietud; sentimientos de inutilidad, culpa o desesperanza, y pensamientos de automutilación o suicidio. Se desconocen las causas de la depresión, aunque la vulnerabilidad a padecer este trastorno es el resultado de interacciones complejas entre factores genéticos, sociales y psicológicos. La presión laboral y la precariedad cada vez mayor del empleo predisponen a más millones de personas que nunca a padecer una depresión. Cada 40 segundos se suicida una persona. De estas, el 60 % había sufrido una depresión u otra forma de trastorno anímico. La depresión posparto afecta a una de cada seis mujeres. Este trastorno puede ser tratado con ayuda profesional. Hablar y los cuidados de familiares, amigos y colegas tienen un valor inestimable en esas circunstancias.
Una sociedad más humana se basa en la elección consciente de unas opciones políticas inclusivas, que apoyen a las personas y sus comunidades, no una vuelta a la ley del más fuerte en la competencia entre empleos decentes y ánimo de lucro. Las políticas de austeridad debilitan el acceso a los servicios de salud de las personas más necesitadas, penaliza a los trabajadores y trabajadoras que sufren enfermedades crónicas y exacerba su sufrimiento y el de sus familiares.
El trabajo en el sector de la salud y los servicios sociales, de la educación y los servicios de emergencia y seguridad, es intensivo en mano de obra y conlleva relaciones personales, incluido el contacto físico con los usuarios. Esto puede ser un factor de estrés fundamental en el trabajo, que a veces aboca en problemas de salud mental, de depresión y de agotamiento, en muchas profesiones de los servicios públicos, (por ejemplo: enfermeras, médicos, bomberos, docentes, cuidadores, guardas de prisiones, así como inspectores fiscales y laborales). Ser responsables de vidas humanas es también una causa importante de estrés, con frecuencia ignorada por los empleadores y usuarios. Y, finalmente, el nivel de agresiones al que está sujeto el personal de los servicios públicos es superior al de otras profesiones.
Hay graves consecuencias para la salud ocupacional y riesgos para la seguridad en los centros de trabajo sanitarios, que van desde el absentismo a la dimisión, todo lo cual empeora grave y crónicamente la falta de mano de obra sanitaria, la sobrecarga laboral, agrava el problema y empeora aún más la calidad de los servicios de salud. Sin embargo, está demostrado que adaptar la ratio de pacientes al personal sanitario, o las cuotas de pacientes, mejora considerablemente las condiciones laborales del personal sanitario y los resultados para la salud de los pacientes.
Los sindicatos apoyan a los trabajadores y trabajadoras contra el estrés y la depresión ocupacionales, primero, defendiendo su derecho a la negociación colectiva, a la capacitación, sus condiciones laborales, la prevención de accidentes y enfermedades y la salud y seguridad ocupacional. En segundo lugar, cabildeando a los gobiernos para que dejen de recortar el gasto público e inviertan en servicios públicos de calidad. En tercer lugar, intentando involucrar a usuarios, ciudadanía y comunidades en el reconocimiento y la apreciación de la importancia del personal de los servicios públicos a la hora de proteger a las personas y el medio ambiente, el interés general, y no los beneficios, y en la defensa del bienestar de todos y de todas.
Para celebrar el Día Mundial de la Salud (el viernes 7 de abril de 2017), distintas redes de sindicalistas, asociaciones ciudadanas, ONG y movimientos sociales organizarán acciones en distintas ciudades europeas. El clamor de la protesta de activistas se escuchará en Madrid, Barcelona, Zaragoza, París, Niza, Bruselas, Milán, Florencia, Polonia y muchas otras ciudades de Europa (Ver el mapa de las acciones).
Nuestro mensaje es sencillo: los gobiernos deberían invertir más en sanidad de calidad para todos y para todas y dejar de considerar la salud como una mercancía. ¡NUESTRA SALUD, NO SE VENDE!