Las cadenas mundiales de suministro de 50 empresas tienen una relación directa de empleo con apenas el 6% de las personas que trabajan para ellas, el 94% restante lo conforma una mano de obra oculta, según una investigación de la Confederación Sindical Internacional.
«Solamente 50 empresas, como Samsung, McDonalds y Nestlé, ingresan un total de 3,4 billones de USD y disponen de suficiente poder como para reducir la desigualdad.
En lugar de actuar en este sentido, han construido un modelo de negocio sobre una enorme fuerza de trabajo oculta integrada por 116 millones de personas», señaló Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.
El informe de la CSI, Escándalo – En las cadenas mundiales de suministro de 50 grandes empresas, publicado en 2016, denuncia un modelo de negocio no sostenible, cuya presencia global abarca casi todos los países del mundo, y presenta el perfil de 25 empresas con sede en Asia, Europa y Estados Unidos.
«El 60% del comercio mundial en la economía real depende de las cadenas de suministro de nuestras más grandes corporaciones, las cuales utilizan un modelo de negocio basado en la explotación y la violación de los derechos humanos en su cadenas de suministro», afirmó Sharan Burrow.
La investigación de la CSI muestra lo siguiente:
- Las tenencias de efectivo de 25 empresas, que asciende a 387 mil millones de USD, podrían aumentar los salarios del total de los 71,3 millones de personas que representan su fuerza de trabajo oculta en más de 5 mil USD anuales;
- El poder económico conjunto de 24 empresas estadounidenses, entre las que se cuentan Amazon, Walmart y Disney, podría comprar Canadá;
- Nueve empresas asiáticas, tales como Foxconn, Samsung y Woolworths, representan conjuntamente un ingreso de 705 mil millones de USD, lo que equivale al valor de los Emiratos Árabes Unidos;
- Diecisiete empresas europeas, como Siemens, Deutsche Post y G4S, ingresan conjuntamente 789 mil millones de USD, un valor que equivale a Malasia.
«Los beneficios son generados por los bajos niveles salariales que aplican, salarios con los que las personas no pueden vivir, estos beneficios se generan a costa de poner en peligro la seguridad y que resultan en muertes y lesiones en el trabajo injustificables; sus beneficios aumentan debido a la evasión de impuestos, o porque causan la trágica contaminación de las tierras y el agua de las comunidades».
«Cuando las empresas mundiales se niegan a satisfacer la moderada demanda de los trabajadores/as de recibir un salario mínimo que les permita vivir decentemente: 177 USD mensuales en Phnom Penh; 250 USD en Yakarta, 345 USD en Manila, están condenándolos, con todo conocimiento de causa, a vivir con sus familias en la pobreza. Es una mera muestra de codicia», continuó Sharan Burrow
La CSI ha establecido cinco recomendaciones para que las empresas pongan remedio al escándalo que representan sus cadenas mundiales de suministro:
- Transparencia de la cadena de suministro – saber con quién se concluye un contrato y darlo a conocer públicamente;
- Trabajo seguro – inspeccionar las plantas de trabajo, corregir las situaciones de peligro y reconocer el derecho de los trabajadores/as a contar con comités de seguridad;
- Seguridad del empleo – poner fin a los contratos a corto plazo;
- Salarios mínimos vitales – pagar salarios que permitan a las personas vivir con dignidad;
- Negociación colectiva – para obtener salarios y condiciones de trabajo decente.
«Esta en aumento el número de acuerdos marco globales entre empresas multinacionales y federaciones sindicales mundiales que abordan estos problemas y establecen una base sostenible para la economía mundial, pero todavía falta un largo camino por recorrer. Los gobiernos no deben descuidar sus responsabilidades», afirmó Sharan Burrow.
Ya se presentaron en un Foro Económico Mundial en Davos, en otra ocasión por parte de los dirigentes sindicales cuatro medidas para transformar el modelo de negocio de las empresas mundiales y corregir la desigualdad:
- Los empleadores han de garantizar la distribución equitativa de la riqueza a través de salarios mínimos vitales y la negociación colectiva sobre la base de la garantía fundamental de la libertad sindical;
- Respetar las normas de seguridad y que los trabajadores/as participen en los comités de seguridad;
- Los jefes de Estado y de Gobierno deben aplicar y hacer cumplir el Estado de Derecho, y la obligatoriedad de la debida diligencia que exigen los Principios Rectores de la ONU para las empresas y los derechos humanos;
- Los gobiernos han de dar prioridad a la dignidad de un piso de protección social para sus ciudadanos.
«La denuncia de las prácticas de estas empresas ante los consumidores y los ciudadanos del mundo entero es la única manera en que las empresas empiecen a asumir la responsabilidad de sus cadenas de suministro y a respetar el Estado de Derecho», manifestó en esa ocasión Sharan Burrow.