La Confederación de USO expresa su rotunda condena y reprobación ante la masacre efectuada el día 14 de mayo por las fuerzas de seguridad de Israel contra la población civil palestina. Con esta nueva acción represiva, desproporcionada desde todo punto de vista, el Gobierno de Netanyahu se convierte en responsable de la muerte de 60 personas y más de 2.000 heridos, todos ellos palestinos, de los cuales 155 permanecen en estado crítico.
La escalada de violencia, a la que ha contribuido notablemente la decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de establecer su embajada en Jerusalén pese al repudio de la Asamblea General de la ONU, haciéndolo además coincidir con el 70 aniversario de la Nakba en plenas movilizaciones de los palestinos por el retorno de sus refugiados, ha causado ya 112 muertos en apenas un mes y medio -con 14 niños incluidos en el dramático recuento de víctimas-.
Ante esta situación de extrema tensión en la zona, en la que los crímenes cometidos no pueden ni deben quedar impunes, USO reclama la intervención inmediata de la comunidad internacional, comenzando por el Gobierno de España y la UE. La aplicación de la justicia internacional frente a las graves violaciones de los derechos humanos -máxime ante posibles delitos de lesa humanidad- y la exigencia al Gobierno de Israel para que cumpla las resoluciones de las Naciones Unidas son acciones imprescindibles en las que deben intervenir nuestros gobiernos democráticos.
La eventual negativa a variar su política del primer ministro, Benjamín Netanyahu, debiera ser contestada con todos los instrumentos jurídicos y políticos al alcance de la comunidad internacional, incluyendo limitaciones al comercio y -obviamente- el bloqueo de los productos de Israel procedentes de territorios palestinos.
De otro lado la acción política debe seguir promoviendo el fin de los 50 años de ocupación israelí de los territorios palestinos -comenzando por acabar con el bloqueo de Gaza-, la supresión de los asentamientos ilegales, el desmantelamiento del muro de separación, el establecimiento de una paz justa y sostenible basada en las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU. En definitiva una solución basada en la coexistencia de dos Estados, reconociendo el Estado soberano de Palestina, con Jerusalén Este como su capital y garantizando la seguridad en las fronteras para ambas naciones.