Con motivo del Día Internacional de la Juventud, que se celebra el próximo domingo, 12 de agosto, USO elabora su informe anual sobre la “Juventud en España”, que sigue arrojando datos preocupantes en cuanto a la empleabilidad de la población más joven de nuestro país.
En cuanto a su nivel formativo, “queda patente que la formación superior, aunque no garantiza por sí misma un puesto de trabajo, sí que favorece el encontrarlo. Del total de parados de larga duración menores de 30 años, el 73,09% tienen solo el título de la ESO o ni tan siquiera. Sin embargo, el paro de este tipo entre universitarios no llega al 8%, 7,66% exactamente. Llama la atención que el desempleo es más alto entre quienes han cursado estudios superiores por los planes de Bolonia que quienes tienen una antigua diplomatura o licenciatura. Por ejemplo, el paro entre graduados es el doble que entre los licenciados”, observa Dulce María Moreno, secretaria de Formación Sindical e Igualdad de USO.
Lo que las estadísticas no recogen es cuánto de ese empleo para jóvenes universitarios se adecúa realmente al grado de formación que tienen. “Por desgracia, tenemos que decir que se adecúa poco. Basta con asomarse a los datos de contratación y temporalidad. El 55% de los contratos a jóvenes en 2017 fue de menos de tres meses y solo un 8,19% de la contratación fue estable. La tasa de estabilidad entre los menores de 30 años sigue sin llegar a niveles anteriores a la crisis. En 2008, estaba por encima del 11%”, denuncia Dulce María Moreno.
Por ello, “pedimos que se mejoren las políticas de garantía juvenil para que se ajusten a la realidad y sean efectivas, y no estén supeditadas a la existencia de fondos europeos. Queremos igualmente que se potencie la formación profesional inicial, ofertando más plazas de formación dual. Los jóvenes son, junto a los mayores de 50 años, quienes más sufren el paro de larga duración. Tanto para su correcta inserción laboral como para potenciar la capacitación de quienes no tienen estudios, USO propone que se extienda y aplique sin trucos el contrato formativo”, añade la secretaria de Formación Sindical e Igualdad de USO.
Jóvenes pensionistas, la dura realidad de los grandes olvidados
Aunque parezca una obviedad, no todos los pensionistas son jubilados, y existe un gran número de jóvenes encaminados hacia la precariedad vitalicia por el hecho de ser pensionistas. La edad media de los jóvenes pensionistas, aquellos que no han podido llegar a la edad de jubilación legal, es de 54 años, pero este abanico esconde realidades muy diferentes en función de cuántos años han podido cotizar. “Las pensiones por incapacidad permanente suponen el 10% del total de las pensiones. De esos pensionistas, 7 de cada 10, 650.000, están por debajo de esa media de 54 años”, expone Dulce María Moreno.
“Sin menospreciar a ninguno de los colectivos, la mayor gravedad se da en los menores de 40 años. Hay casi 58.000 pensionistas que tienen menos de 40 años, y su pensión media no alcanza los 650 euros. Este hecho condena a estos jóvenes a toda una vida de dependencia absoluta de sus padres u otros familiares próximos, sin poder emprender un proyecto de vida propio o incluso tener hijos”, analiza la secretaria de Formación Sindical e Igualdad. “Desde USO, pedimos que este tipo de pensiones, que en ningún caso podrán crecer por estar el afectado fuera del mercado laboral, se revaloricen a un porcentaje por encima del IPC para llegar a una retribución digna. Se trata de un colectivo que, además, suele padecer enfermedades crónicas que los siguen empobreciendo por el copago farmacéutico que pedimos que se suprima”, sentencia Dulce María Moreno.