El pasado 14 de junio, las mujeres tomaron las calles en todo Suiza para unirse a la huelga nacional de mujeres. La huelga se llevó a cabo en el contexto de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) en Ginebra, en plenas negociaciones cruciales sobre las normas internacionales para abordar la violencia y el acoso en el trabajo.
Entre sus demandas a nivel nacional en Suiza, las mujeres exigen la igualdad salarial, inversiones en el sector del cuidado, el reconocimiento del valor real del trabajo no remunerado de las mujeres en los hogares y las comunidades y la tolerancia cero ante la violencia de género, así como unas medidas efectivas para impedir el acoso, tanto psicológico como físico. La campaña #MeToo hizo hincapié en la magnitud mundial de la violencia y el acoso a los que se enfrentan las mujeres. Los delegados y delegadas del Centenario de la Organización Internacional del Trabajo se han vestido de color morado para mostrar su apoyo y recalcar la necesidad de unas normas internacionales.
“El llamamiento ha tenido impacto en todo el mundo y ahora resuena en las calles de Ginebra y Suiza. Las mujeres exigen el trato igualitario. Un ambiente laboral libre de violencia y acoso asegura cualquier avance para lograrlo. Confío en que juntos, los gobiernos, los trabajadores y trabajadoras y los empleadores puedan transmitir un mensaje claro: que la violencia y el acoso ya no se tolerarán en el mundo laboral”, declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.
En la última década, los avances en pos de la igualdad de género se han estancado y hoy en día el número de mujeres que han sufrido violencia y acoso se mantiene en los 818 millones. Las mujeres ya están respondiendo y en los últimos 24 meses ya han encabezado movilizaciones históricas en todo el mundo. Desde la ampliación del permiso de maternidad remunerado en Filipinas, hasta las nuevas medidas jurídicas en Reino Unido para proteger a los trabajadores del uso indebido de los contratos de confidencialidad, las mujeres y sus sindicatos han logrado avances reales en el ámbito laboral.
“Hoy en día, Ginebra es una prueba del auge mundial de las mujeres que ya hemos visto en los dos últimos años. Las mujeres han trasladado legítimamente su lucha al ámbito laboral, que es crucial para la continuidad de las desigualdades de género. La intensidad de nuestra determinación recorre las calles y vuela por encima de los edficios. Juntas estamos preparando el terreno para lograr un mundo laboral mucho más justo”.
“Lo que resulta esperanzador es que algunos empleadores también han dado un paso adelante para mostrar al mundo lo que se puede lograr. Hemos podido ver cómo aprobaban unas políticas laborales nuevas e innovadoras, así como mecanismos de formación y reclamación que constituyen un cambio real en la vida de las mujeres trabajadoras. Ya es hora de consolidar y generalizar dichas prácticas”, concluyó Burrow.
