Algo más de una persona de cada cinco en España son jóvenes de entre 16 y 35, predominando ligeramente los hombres. Este colectivo de 10 millones de personas es uno de los más castigados aún por los efectos de la crisis en cuanto a empleo y su correspondiente implicación en las posibilidades de emancipación. Hasta el punto de que, en estos 11 años, desde 2008, esta precariedad ha provocado que la maternidad se retrase dos años, hasta los 31 años de media. Desde 1984 a 2008, año que marca los 35 años de hoy, se había retrasado en menos de 4 años, pero obra de la transformación demográfica de España, adaptándose a las occidentales.
Estos datos demográficos son algunas de las conclusiones que aporta el Informe sobre la “Situación sociolaboral de la Juventud en España 2018-2019”, elaborado por el Departamento Confederal de Juventud de USO con motivo del día internacional, conmemorado el 12 de agosto.
En cuanto al empleo, las cifras del paro han mejorado ligeramente con respecto a 2018, sobre todo entre los adolescentes, aunque siguen muy lejos de las tasas de 2003, cuando nació el otro límite de esta generación joven, los chavales de 16 años. No obstante, “todas las edades y sexos continúan por encima de la tasa general de paro, salvo los hombres de entre 30 y 34 años. Y son especialmente dramáticas hasta los 24 años, pero sobre todo entre los 16 y 19 años. Ahí, uno de cada dos jóvenes que intenta incorporarse al mundo laboral está en paro, con una cifra mayor para las mujeres”, explica Pablo Trapero, responsable del Departamento Confederal de Juventud de USO.
Todavía hoy, los menores de 35 años suponen casi el 40% del total de personas en paro. En cifras globales, se ha rebajado desde 2018 en 100.000 personas. Sin embargo, no quiere decir que todas hayan encontrado empleo, pues las generaciones que se incorporan son cada vez menos numerosas que las que pasan a edad plenamente adulta. “De hecho, ha bajado el paro, pero también el número de activos, en un 0,43%, al contrario de la tendencia de los adultos, donde sí aumenta la tasa de actividad. Sí se ha recuperado ligeramente la ocupación, pero en un 1,5%, frente al 2,38% global. La leve recuperación de datos del mercado laboral llega más atenuada a los jóvenes”, lamenta Trapero.
Con respecto a la formación de nuestros jóvenes, “efectivamente, es la generación mejor formada de la historia, pero, aun así, soportan más precariedad que los jóvenes de décadas anteriores, cuyos salarios aún no han superado. Casi todos trabajan en el sector servicios, castigado por norma general con peores salarios y horarios. Y, además, a pesar de estar mejor formados, vemos cómo el paro de los titulados superiores ha subido entre los menores de 30 años, y también los de formación profesional superior entre 25 y 29 años. De todas formas, estar formado otorga mayor oportunidad de encontrar un empleo, como se ve en las altas tasas de paro de quienes no tienen la secundaria”, explica Dulce María Moreno, secretaria de Formación Sindical e Igualdad de USO.
“Se busca emancipación”
No solo paro, también un alto índice de contratación parcial. “Y arguyen como principal motivo de esa parcialidad el no haber encontrado un empleo a jornada completa, no porque estuvieran buscando ese tipo de jornada. En cuanto a las mujeres de 25 a 34 años, ya hay una incidencia de la maternidad en su jornada parcial obligada, un yugo que sufren las mujeres desde su juventud”, denuncia Moreno.
¿Qué falla entonces para que exista una barrera tan grande entre formarse mucho y acceder con garantías al mercado laboral? “Solo el 0,18% de los contratos que se firmaron en este primer semestre son de formación. Es un tipo de contrato que, con sus características actuales, no cumple con su función real, que es insertar a los jóvenes en el mundo del trabajo. Debe potenciarse ligado al último tramo de los estudios, potenciarse efectivamente la formación dual con más plazas. Además, deben fomentarse las políticas de Garantía Juvenil, que no estén supeditadas a fondos europeos y que se publiciten entre los interesados, que tienen un amplio desconocimiento de su utilidad y un alto porcentaje de fondos se pierde cada año”, pide la secretaria de Formación Sindical e Igualdad de USO.
Igualmente, añade otras medidas para jóvenes, en este caso, relacionadas con la emancipación: “además de sueldos bajos y temporalidad, el precio de la vivienda es un hándicap para la emancipación de nuestros jóvenes. Necesitamos un parque de viviendas de alquiler tasado que permitan esa emancipación. Hoy por hoy, se da la paradoja de que es un poco más barato comprar que alquilar, pero tampoco esto está al alcance de la juventud: no se pueden hipotecar 40 años si ni siquiera saben dónde van a conseguir una estabilidad laboral”.
El resultado es que “solo el 19% de los menores de 29 años puede independizarse del hogar familiar, con regiones incluso por debajo del 17%. Teniendo en cuenta que el precio medio de alquiler en España es de 862 euros al mes, resulta ilusorio para personas que no son ni mileuristas. Por eso en USO hemos elegido ‘Se busca emancipación’ como lema de este 12 de agosto”, concluye Pablo Trapero.