La esperada reunión del Consejo Europeo del 23 de abril, con el objeto de definir la potencia del plan de la UE para la recuperación económica por la crisis por el covid-19, ha concluido con un acuerdo intermedio.
Para el sindicato USO la propuesta española era más deseable que la finalmente adoptada porque contemplaba un fondo europeo de reconstrucción sin condicionalidades de incremento de deuda. El plan, cuya propuesta concreta tendrá que formular la Comisión Europea a una nueva reunión del Consejo, parece que sí incorporará tanto fondos de transferencia directa como reembolsables. Aún así la cifra que se está manejando, cercana al billón y medio de euros, no es nada desdeñable.
Para USO, el conjunto de medidas aprobadas y englobadas en el plan de recuperación económica de la UE deben servir para tres objetivos: frenar la crisis sanitaria, fijar una hoja de ruta de salida de las medidas de emergencia y, por último, financiar un ambicioso plan de recuperación a escala nacional y europea con potentes inversiones.
Con los actuales niveles de deuda y con el notable incremento de la misma que se avecina, resultará clave garantizar su sostenibilidad. En este sentido era ya preocupante que la prima de riesgo de España llegara a incrementarse hasta dos veces y media desde el inicio de la pandemia, además de la enorme crisis en el empleo que se está sufriendo. Todo ello puede poner en jaque el futuro del medio de vida para millones de trabajadores y trabajadoras europeos.
Los gobiernos de los estados miembros de la UE han estado discutiendo diferentes instrumentos y cuantías, su distribución en el reparto y en su reversión. Al parecer sí hay un acuerdo abstracto en que las inversiones afectas a la recuperación pueden ser una oportunidad para caminar hacia una economía de bajo carbono y reducir las futuras emisiones.
Balance positivo en parte del plan de recuperación económica de la UE
La reunión del Consejo Europeo ha ratificado varias propuestas del Eurogrupo por importe de hasta 540.000 millones . En opinión de USO debe reconocerse, a diferencia de lo ocurrido en la crisis de 2008, que las autoridades europeas han ido adoptando medidas significativas en el último mes y medio: por el Banco Central Europeo, compra de activos temporales para el sector público y privado de hasta 750.000 millones; por el Consejo, suspensión de reglas fiscales para mejorar la capacidad de gasto nacional, reasignación de fondos propios por importe de 36.000 millones para ayudas directas, lanzamiento del programa SURE específico para el desempleo movilizando hasta 100.000 millones, disponibilidad de aumento del Marco Presupuestario Plurianual, créditos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) por importe de inicial de 240.000 millones (podría ampliarse a 410.000 millones); y movilización por el Banco Europeo de Inversiones de 40.000 millones en garantías, líneas de liquidez y compra de valores (que pueden articular hasta 200.000 millones).
Si bien es cierto que se han rechazado otras opciones de mutualización de gastos como puede implicar la emisión de eurobonos (coronabonos) y que los planes todavía tardarán algo en aplicarse puesto que deben pasar por fases de reglamentación, la actuación de conjunto de la UE va caminando hacia un balance positivo, al menos en parte.
Presión de la CES a la UE para reclamar fondos significativos para el plan de recuperación económica
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha venido presionando a las instituciones de la UE reclamando fondos significativos para la reconstrucción con una mutualización reglada de su reparto y su devolución, para que no se disparen las primas de riesgo y provoquen un mayor coste para los países más necesitados.
El sindicato europeo ha confrontado desde el principio una hipotética repetición de las políticas de austeridad como en la crisis de 2008. Al tiempo, la CES ha reclamado enérgicamente la participación de los interlocutores sociales en todos los procesos de gestión económica de esta crisis
Aún así, queda debate intergubernamental sobre la implementación de las medidas. Las discusiones van a prolongarse un tiempo más y, aunque hay ciertos movimientos de acercamiento de posturas, no se vislumbra fácil que salgan adelante las propuestas paneuropeas que están realizando los sindicatos y algunos gobiernos.
Es notorio que la crisis sanitaria y la paralización económica van a tener consecuencias de aumento del déficit y de la deuda pública, pero al producirse estas consecuencias de forma asimétrica entre los países de la UE será muy difícil contar con acuerdos sobre el grado de contribuir financieramente en paliarlas y superarlas. Desde USO se advierte del riesgo grave de desequilibrios en el mercado único europeo que ello produciría.