USO lamenta que España no esté entre los países que han ratificado el Convenio 190 de la OIT sobre violencia y acoso en el trabajo, que entra en vigor gracias al apoyo de otros países
El Convenio 190 sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, y la Recomendación 206 sobre violencia y acoso, aprobados en la Conferencia Internacional del Trabajo del Centenario en junio de 2019, han entrado en vigor un año después de su aprobación tras la ratificación de los gobiernos de Uruguay y Fiji.
Desde USO lamentamos que el Gobierno español no haya sido pionero en la ratificación de un convenio tan relevante y necesario como este y exigimos que lo ratifique a la mayor brevedad posible.
Los convenios y las recomendaciones son instrumentos jurídicos aprobados en las Conferencias Internacionales del Trabajo. En los primeros se establecen principios y derechos básicos para las trabajadoras y los trabajadores y son vinculantes una vez que los Estados los ratifiquen. Las recomendaciones generalmente los complementan, proporcionando orientaciones más precisas para su implementación y carecen del carácter vinculante.
Convenio 190 de la OIT
Ya en el XI Foro Tú Previenes, celebrado el 2 y 3 de marzo en la Laboral de Gijón, una de las últimas citas presenciales que se realizaron previas al confinamiento, la secretaria de Acción Sindical y Salud Laboral de USO, Sara García, presentó una ponencia sobre “Riesgos psicosociales y violencia en el trabajo”, en la que ya habló de la importancia del Convenio 190 y la necesidad de su ratificación por parte de nuestro gobierno.
Este Convenio contempla medidas fundamentales para atajar la violencia y el acoso en el puesto de trabajo. La violencia y el acoso en el trabajo, no son hechos puntuales y aislados, es una realidad en aumento que además de ser difícil de atajar, al no haber una regulación específica, es un síntoma claro de la precariedad laboral y de las pésimas condiciones de trabajo que sufren trabajadoras y trabajadores en nuestro país.
Las situaciones límite que se han vivido en los momentos más duros del confinamiento por el covid-19 son una buena muestra de la realidad que viven los trabajadores de estos sectores esenciales, pero precarios.
Tipos de violencia en el trabajo
Según el informe ‘Violencia en el Trabajo y sus Modalidades: análisis del fenómeno en Europa, España y Latinoamérica‘, del profesor de Psicología y experto en Prevención de Riesgos Laborales, Pedro R. Gil-Monte, el 20% de los trabajadores sufre este tipo de acciones de forma cotidiana, mientras que el 80% lo hace de forma esporádica. De estas últimas, el 7,3% de los trabajadores sufre agresiones verbales y aislamiento; el 3,8%, amenazas físicas, y el 2,4%, violencia física cometida por personas que no pertenecen al lugar de trabajo.
Una de las formas de violencia en el trabajo más extendida es el acoso psicológico y el sexual. Este último, según los datos extraídos, muestra un “claro desequilibrio” entre hombres y mujeres, ya que las mujeres sufren tres veces más acoso sexual en el trabajo que los hombres.
La violencia física, que se puede visibilizar, afecta tanto a vigilantes de seguridad, como al profesorado, al personal sanitario, empleados públicos de atención presencial, etc. Y está a la orden del día, pero la psicológica sigue siendo invisible y tiene consecuencias más a largo plazo, con lo que dificulta aún más el reconocimiento del origen laboral de las enfermedades que produce y hace muy difícil la exigencia de su prevención.
En España, el 56% de las empresas no dispone de un procedimiento formal para afrontar la violencia en el trabajo, por ello es fundamental el compromiso del Gobierno, Administraciones públicas y empresas para atajar este problema en el centro de trabajo.
Como afirma Guy Ryder, director general de la OIT “el riesgo de que se den casos de violencia y acoso es aún mayor en períodos de crisis, especialmente durante esta devastadora pandemia. La violencia y el acoso son inaceptables cualquiera que sean las circunstancias. Está claro que el Convenio núm. 190 puede desempeñar un papel primordial, en tiempos de prosperidad o de crisis, en la formulación de medidas de respuesta y recuperación que se centren en el ser humano, aborden la injusticia y propicien una mejor normalidad, exenta de violencia y de acoso en el mundo del trabajo. El Convenio 190 proporciona una hoja de ruta clara y práctica”