La Encuesta Mundial anual encomendada por la Confederación Sindical Internacional, con 200 millones de miembros, muestra que los trabajadores y trabajadoras y sus familias sobrevivían al límite ya antes de declararse la pandemia de COVID-19 que paralizó al mundo.
La encuesta revela que la gente trabajadora se enfrenta a enormes problemas con un desplome de los salarios a escala mundial: tres cuartos (75%) de las personas encuestadas afirman que sus ingresos se han estancado o quedan atrás respecto al coste de la vida.
“Las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 viene a sumarse a una crisis preexistente de bajos salarios y empleos inseguros. Una de cada dos personas no cuenta con un colchón financiero y no es capaz de ahorrar para hacer frente a futuras dificultades, dependiendo de cada paga para sobrevivir. Sin ahorros o al no disponer de una red de seguridad, millones de personas afrontaron la pandemia debiendo escoger entre seguir trabajando o morirse de hambre”, afirma Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI).
La encuesta, encargada por la CSI a la empresa internacional de estudios de mercado YouGov, cubre 16 países que representan el 56% de la población mundial.
Realizada antes de la propagación de la COVID-19, la Encuesta Mundial de la CSI 2020 aporta una desoladora imagen de un mundo precario donde predominan la ansiedad respecto al trabajo y la falta de confianza en los Gobiernos, además de una clara demanda por parte de la mayoría de la población reclamando un cambio.
Los resultados de la encuesta, realizada en febrero y marzo en Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, China, Chile, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Japón, Reino Unido, Rusia y Sudáfrica, constituye una advertencia de que los Gobiernos deberán trabajar con los sindicatos y con la sociedad civil para asegurar que sus planes de recuperación creen confianza y resiliencia.
Más de dos tercios de los encuestados indicaron estar preocupados por el cambio climático (69%), la creciente desigualdad (69%), el uso indebido de sus datos personales en línea (69%) y la posibilidad de perder su trabajo (67%). Estas preocupaciones se manifestaron en un momento de 2020 en que una de cada dos personas (52%) describiría como mala la situación económica de su país.
La gente se siente impotente, ya que dos de cada tres encuestados (66%) piensan que la gente como ellos tiene poca influencia sobre la economía global. Casi la misma proporción (63%) considera que los trabajadores tienen demasiada poca influencia. En contraste, la mayoría piensa que el 1% más rico (65%) y los intereses de las empresas (57%) tienen demasiada influencia.
Estas opiniones culminan en la percepción por parte de casi tres cuartos de los encuestados (71%) de que el sistema económico de su país favorece a los ricos; percepción que comparte la mayoría de los encuestados en todos los países cubiertos y que viene a demostrar la ruptura generalizada del contrato social.
La encuesta revela un profundo nivel de incertidumbre en relación con los ingresos familiares y la seguridad en el empleo, y un sentimiento entre la población de pérdida de control respecto a su trabajo y su salario:
- Casi la mitad (42%) de los encuestados piensa que la próxima generación tiene pocas probabilidades de encontrar un empleo digno.
- Más de un tercio de los encuestados (39%) indicó que ellos mismos o alguien en su familia perdió su empleo o vio reducidas sus horas de trabajo en los últimos dos años.
- Tres cuartos (76%) consideran que el salario mínimo no es suficiente para sobrevivir.
- Un tercio (33%) piensa que tiene menos control respecto a sus opciones de trabajo decente.
- Más de uno de cada cuatro (28%) tiene menos control sobre las horas que trabaja.
“La desesperación que siente la población está extendiéndose y provocando una pérdida generalizada de confianza en la democracia como institución. Una de cada tres personas siente rabia o desesperación al preguntarle su reacción respecto a las medidas del Gobierno para cubrir sus necesidades y las de su familia. Para recobrar esa confianza hará falta un compromiso de los Gobiernos hacia los ciudadanos, que desemboque en un futuro basado en una serie de prioridades muy diferentes.
“La demanda de un cambio, reclamando empleos, acción climática y justicia en numerosos frentes, ha dejado de ser un simple eslogan. Los líderes deberían tener la confianza necesaria para comprometerse con un Nuevo Contrato Social, sabiendo que contarán con el apoyo de sus votantes”, aseveró la Sra. Burrow.
La encuesta mostró un apoyo mayoritario a que los Gobiernos actúen al respecto:
- 70% de la población mundial reclama más medidas en relación con aumento salarial para los trabajadores.
- 73% opina que los Gobiernos deberían hacer más para asegurarse de que las compañías paguen los impuestos que les corresponden.
- 74% quiere que los Gobiernos creen empleo invirtiendo en la atención de personas mayores, discapacitados y niños en edad preescolar.
Una reforma en relación con éstas y otras cuestiones contribuiría a recobrar y restablecer la confianza de la población en su Gobierno, puesto que la mitad de los encuestados (52%) indicó que si se adoptasen medidas respecto a siete áreas de políticas relativas a salarios y condiciones de trabajo, acción climática, la economía del cuidad y la paz y la seguridad, confiaría más en su Gobierno.
El cambio climático y el impacto de las nuevas tecnologías están muy presentes en las mentes de la población mundial. Casi dos tercios (63% ) de la población quiere que su Gobierno haga más para promover una transición justa hacia un futuro con cero emisiones de carbono. En el mundo entero la gente está asimismo preocupada por la cuestión emergente de regular las grandes multinacionales tecnológicas y proteger a sus trabajadores, a menudo muy vulnerables.
“El poder y el dominio que ejercen las grandes empresas tecnológicas no ha hecho sino incrementarse durante la pandemia de la COVID-19. Se cuenta con un claro mandato para la acción, cuando dos tercios de la población quiere que su Gobierno incremente los impuestos que pagan estas empresas y la misma proporción (66%) dice que apoyaría que el Gobierno aumente la regulación de dichas empresas. Las personas y los Gobiernos no deben estar sometidos al poder corporativo. Las consecuencias para los derechos y la democracia serían demasiado graves como para poder ignorarlas”, añadió la Sra. Burrow.
La CSI presentará los resultados de la Encuesta Mundial de la CSI 2020 en el transcurso de un seminario web donde se examinarán los avances hacia un Nuevo Contrato Social en Argentina, Austria y Nigeria.