El grupo europeo de la Red Sindical de Cooperación al Desarrollo, dependiente de la CSI, en el que está USO-SOTERMUN, ha tenido una reunión telemática para revisar la postura sindical a trasladar a la Comiisón Europea sobre el Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (NDICI por sus siglas en inglés) adoptado en 2018. Por parte de nuestro sindicato han participado Laura Adam y Santiago González de la Secretaría de Acción Internacional y Desarrollo Sostenible y colaboradores de SOTERMUN.
El NDICI es un instrumento de cooperación internacional de la UE con terceros países y ha entrado en la última fase de negociación sobre su contenido y los fondos que se van a destinar en esta materia. El NDICI se basa en tres pilares: el geográfico, el temático -para apoyar la democracia y el Estado de Derecho, así como los DDHH, la paz y la estabilidad en los países-, y el pilar de respuesta rápida -para abordar las crisis, la inestabilidad y el conflicto-. También contempla un pilar adicional para situaciones de emergencia no previstas (como pueden ser las oleadas migratorias). El presupuesto se distribuye con una ponderación, se destina en su mayoría a proyectos con un destino geográfico determinado (76%), recibiendo los proyectos temáticos mucha menos financiación (8%); esto guarda relación con los intereses de la UE en determinados países. Este es el caso del África Subsahariana que recibe la mayor cuantía (29.000 millones), como forma de intentar atajar la cuestión migratoria hacia Europa. En cuanto a la financiación temática, buena parte del presupuesto destinado a ésta (2’7.000 millones) irá a parar a los desafíos globales (relacionados con sanidad, educación, género, infancia, migraciones y desplazamientos forzados, desarrollo sostenible, trabajo decente, protección social…). Otra parte del presupuesto está contemplado para los programas de «respuesta rápida» (3’6%), y hasta un 12% de los fondos serán para «priorizar y amortiguar los desafíos emergentes».
Desde el análisis sindical se observa cómo la UE emplea el fondo para la cooperación al desarrollo para primar sus propios intereses tanto en el plano geográfico (focalizando en la Vecindad y en el África Subsahariana), como en el temático (al enfatizar la seguridad y la migración). Las políticas de desarrollo no deberían ser sólo un complemento de los objetivos de las relaciones exteriores de la UE. Desde los sindicatos europeos se pide que una mayor proporción del fondo vaya destinado a programas temáticos -y esto incluye más presupuesto para las Organizaciones de la Sociedad Civil-, menos fondos para programas con objetivos dispersos (véase los pilares de «respuesta rápida» y de «priorización y amortiguación de desafíos emergentes»), con mecanismos más fuertes de contabilidad. Además, es necesario que haya referencias explícitas al trabajo decente en los programas geográficos y temáticos con, por ejemplo, la aplicación de la agenda global sobre el trabajo decente para todos los países; así como los estándares de la OIT; la diligencia debida (todavía falta de reglamentación); el diálogo social; la lucha contra la explotación infantil; protección social y reformas fiscales y lucha contra la corrupción, etc. Al igual que asegurar el reconocimiento de los sindicatos como interlocutores sociales y promover la creación de empleos verdes para alcanzar una transición justa.