La COVID-19 ha expuesto un fallo de gobernanza en la mayoría de los países, donde el Gobierno desatendió las necesidades de la población. Un nuevo informe de la CSI, Lo que realmente importa: Medir la rendición de cuentas gubernamental e ir más allá del PIB sienta las bases para la acción mundial necesaria para generar confianza entre ciudadanos y Gobiernos, cambiar las políticas gubernamentales y medir lo que realmente importa para los ciudadanos.
“La gente está perdiendo la confianza en la democracia, justo cuando más necesitamos contar con el liderazgo inclusivo de las personas elegidas para representarnos en nuestros parlamentos. Aun antes de la COVID-19, los Gobiernos han presidido economías nacionales y un modelo económico global que ha fallado a los trabajadores, a las trabajadoras y a sus familias. Aunque la respuesta a la pandemia sacó a la luz el mayor acto de solidaridad para frenar la propagación del virus, la crisis de la democracia amenaza con hacer descarrillar los planes para la recuperación y resiliencia cara al futuro”, indicó Sharan Burrow, secretaria general de la CSI.
- 54 países deniegan o limitan la libertad de expresión y reunión, según el Índice Global de los Derechos de la CSI 2020.
- Más de una de cada tres personas (36%) que respondieron a la Encuesta Mundial de la CSI 2020 dijeron que la inacción por parte de su Gobierno a la hora de atender a sus necesidades y las de sus familias las hacen sentirse furiosas o desesperadas.
- Dos de cada tres encuestados (66%) piensan que la gente como ellos tiene muy poca influencia sobre la economía global.
“Siete meses después del inicio de la pandemia y con cerca de 500 millones de empleos perdidos y miles de millones de personas hundidas en la miseria, sabemos que para reconstruir nuestras economías y un futuro sostenible se necesita un nuevo contrato social y que ese contrato ha de cimentarse en la confianza.
“Durante demasiado tiempo las políticas gubernamentales se han venido midiendo en función de una estricta definición de ganancias y pérdidas respecto al PIB del país. Reconstruir democracias fuertes y economías inclusivas requerirá que los Gobiernos cambien su enfoque. Deben ampliar su visión y pasar a medir lo que realmente importa. En este informe refutamos los mitos del PIB y demostramos por qué constituye una medida incompleta del progreso económico”, añadió Sharan Burrow.
El informe demuestra que el PIB:
- no refleja cómo se distribuye el crecimiento económico;
- no tiene en cuenta mejoras para los trabajadores en cuanto a sus salarios y condiciones de trabajo ni reconoce el impacto de unos salarios bajos y el trabajo informal y precario sobre las economías;
- no incluye información sobre el bienestar de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto.
Las respuestas a la emergencia climática se han visto limitadas por la forma en que el PIB mide el actual modelo económico de producción y consumo.
El nuevo informe de la CSI establece seis indicadores en que podrían apoyarse los Gobiernos para recobrar la confianza. Dichos indicadores representan las normas respecto a las que pediremos responsabilidades a los Gobiernos, con vistas a lograr un mundo más justo más allá del PIB:
- Una economía que beneficie a todos y todas.
- Un nivel de vida que permita llevar una vida digna.
- Protección social universal y servicios públicos de calidad con una fiscalidad equitativa.
- Un medio ambiente sostenible.
- Libertades y derechos democráticos.
- Implicación de la población.
Como parte de la campaña Nuevos Frentes ‘Democracias para las personas’, la CSI ha lanzado un Compromiso con la democracia donde la gente puede dejar constancia de su compromiso a defender la democracia, que puede consistir en votar, presentarse a un cargo, comprobar noticias falsas/bulos, participar en un mitin (con las medidas de distanciamiento social requeridas) o alentar a alguien a afiliarse a un sindicato.
“La democracia sólo funciona si la gente realmente se involucra. Se necesitará voluntad política, pero juntos podemos cambiar el debate político para que los Gobiernos midan lo que realmente importa y utilicen esta nueva responsabilidad gubernamental para generar confianza en la democracia. Las consecuencias del colapso de la democracia son demasiado graves como para ignorarlas”, concluyó Sharan Burrow.