El voluntariado se ha convertido, en tiempos de pandemia, en un sostén para muchas tareas a las que no llegan los servicios públicos
En un año tan difícil por la pandemia y la crisis económica, la celebración del Día Internacional del Voluntariado tiene aún más relevancia por su marcado carácter de solidaridad. Naciones Unidas declaró el 5 de diciembre como Día Internacional del Voluntariado ya en 1985. A nivel institucional, supone una serie de actos y reuniones de gobiernos, ONU, ONG y voluntarios de todo el mundo para recordar la importancia que entraña la labor del voluntariado.
Desde USO, sindicato que de entre sus valores destaca siempre la solidaridad, queremos reivindicar el papel tan importante que tienen los voluntarios. Y aún más en un año como este, azotado por una pandemia sin precedentes.
Sin embargo, también queremos denunciar las prácticas abusivas que a veces enmascaran, tras esa solidaridad, la sustitución de puestos de trabajo. Y, gracias a la buena voluntad de las personas que ejercen el voluntariado, ahorrarse sueldo y derechos laborales de quienes deberían desempeñar estas labores como trabajo remunerado.
¿Qué es el voluntariado?
La actual Ley del Voluntariado, publicada en el BOE en 2015, define que este debe tener un carácter libre, solidario y gratuito. Habla de la no existencia de una obligatoriedad o un deber jurídico para su realización. Esto se debe a que el voluntariado se utiliza, en general, para actividades con fines sociales o de ayuda, no como un trabajo propiamente dicho.
Sin embargo, algunas empresas han encontrado en la labor voluntaria y en las ganas de ayudar de esas personas una vía para tener mano de obra realizando las mismas funciones que haría alguien contratado. Sin necesidad, eso sí, de ofrecer un sueldo, unas garantías, un convenio laboral o unos derechos fundamentales.
Desde USO, queremos denunciar la actuación de las empresas que utilizan su imagen de marca para atraer a voluntarios para no darles unas condiciones laborales dignas. Y animamos a esas personas que se ofrecen a tareas con fines sociales a que denuncien un abuso laboral si se diera.
Las personas voluntarias consiguen entrar en primer plano institucional
El origen de esta jornada se remonta a 1985. Entonces, decidió proclamarse un día del año para que se tomase una mayor conciencia de cuál es el grado de contribución de los voluntarios a la sociedad.
De esta forma, también se lograba que el conocimiento de un mayor número de personas sobre estas cuestiones las llevase a ofrecer su tiempo libre y aumentar el alcance de estas organizaciones.
Tras la proclamación del Día Internacional del Voluntariado, en 1997 se dio un paso más allá y se decidió la proclamación del Año Internacional del Voluntariado en 2001. Esta decisión fue un punto clave en las aspiraciones de las organizaciones voluntarias. A través de este logro, la Asamblea General de las Naciones Unidas tomaba un papel fundamental y comienza a realizar una serie de recomendaciones al sistema de Naciones Unidas y a los diferentes gobiernos sobre cómo apoyar al voluntariado.
El voluntariado pasa a formar parte del pensamiento institucional y, a partir de entonces, se establecen una serie de mecanismos para realizar un seguimiento del Día Internacional del Voluntariado y garantizar su impacto.
La ONU expone varios objetivos que se persiguen con la celebración anual de esta fecha. Estos pasan por mostrar las experiencias de voluntariado y sus prácticas; preparar programas que permitan fortalecer las capacidades de trabajo; inculcar y movilizar al público en general a nivel internacional a través de las experiencias de voluntarios; reconocer al voluntariado a nivel individual y a sus organizaciones; o luchar contra la pobreza y las desigualdades presentes en el mundo actual.
El voluntariado en España: algunas cifras y “voluntario tipo”
El número de personas que realizan voluntariado en España lleva una tendencia al alza. Los datos afirman que cada año existe un mayor número de voluntarios que el anterior. En 2019, existían alrededor de 2,7 millones de personas dedicadas a esta labor, un 6,7% más que en el año anterior. A su vez, superó en un 6,5% el dato de 2017.
Podemos observar cómo existe una leve diferencia entre sexos en cuanto a la realización de voluntariado. El porcentaje de mujeres que dedican su tiempo al voluntariado es del 7,5%, mientras que el de hombres se sitúa en un 5,9%. No obstante, ha aumentado levemente la participación en ambos sexos con respecto al año anterior.
Además, los últimos datos revelan que el porcentaje de personas voluntarias con empleo, 7,6%, es superior al de aquellas que están desempleadas, con un 6,7% sobre el total. Estos datos muestran cómo se revierte la tendencia del año anterior, por la que el porcentaje de desempleados que realizaban acciones voluntarias era superior al de la población empleada.
Si analizamos los datos por franjas de edad, nos encontramos con que la mayoría de voluntarios están comprendidos entre los 35 y los 44 años. Este tramo supone casi el 9% del total. Pese a ello, la labor voluntaria está presente en todos los grupos, ya que en torno al 40% de las personas mayores de 18 años han colaborado en algún momento de su vida con una ONG, ya sea con participación activa o con donaciones económicas o en especie.
Con todo ello, la Plataforma del Voluntariado de España (PVE) establece que el perfil actual del voluntario es el de una mujer de entre 35 y 44 años, con estudios superiores, estatus socioeconómico alto y que lleva varios años realizando voluntariado.
La crisis del coronavirus, un esfuerzo como sociedad
La crisis provocada por el coronavirus ha traído notables consecuencias negativas para la sociedad. No solo el golpe sanitario, sino efectos sociolaborales, con el aumento del desempleo y un parón de la actividad económica.
Entidades como el Gran Banco de Alimentos ven cómo la cifra de atendidos ha aumentado hasta un 40% en estos meses. Por ello, era necesario un mayor esfuerzo de la sociedad, y esta ha respondido: la pandemia ha atraído un mayor número de voluntarios.
Desde entretener a los más pequeños hasta ayudar a personas que no podían ir a comprar comida o medicamentos. Todo ello ha sido posible gracias a la colaboración de miles de personas que, debido a un mayor tiempo libre o al despertar solidario que hemos vivido como sociedad durante la pandemia, han podido realizar acciones de voluntariado en momentos en los que normalmente estarían trabajando, estudiando o divirtiéndose.
El escenario de los últimos meses, con restricciones de movilidad y confinamientos en todo el país, ha permitido el crecimiento del voluntariado digital. Con él, se ha buscado paliar la soledad de colectivos vulnerables, como niños, personas mayores o pacientes de covid-19. Además, ayudan en la lucha por la inclusión digital y para romper la brecha tecnológica que sufren varios grupos sociales.
Voluntariado digital: la crisis del covid y sus enseñanzas
Este 2020, han aparecido infinidad de asociaciones, proyectos y grupos ciudadanos dispuestos a actuar como voluntarios de manera digital. Un ejemplo es la aplicación móvil Voluncloud. Por ella, pueden contactar personas que desean hacer voluntariado y aquellos que las necesiten. Debido a la dificultad añadida este año para el voluntariado, esta aplicación ha supuesto una solución para muchos.
Otro proyecto interesante ha sido #JuntosDesdeCasa. Es un colectivo de voluntarios que nació el 14 de marzo, creado por profesionales del sector de las TIC, que realizaba talleres y contenidos educativos en directo para entretener a niños y familias durante los meses de confinamiento.
Del mismo modo, las ONG y asociaciones tradicionales han tenido que adaptarse y coordinar su modo de actuación habitual con la demanda de voluntariado digital. El empleo de las redes sociales para llegar a más gente, la creación de campañas on-line o la elaboración de vídeos para enseñar y entretener han permitido que la colaboración ciudadana llegue a más personas.
La delgada línea del voluntariado y el trabajo gratuito
La solidaridad ha sido especialmente clave durante estos meses. Ha llegado a ser necesaria para muchas personas a las que unas instituciones, propasadas por la situación, no llegaban. Pero el voluntariado no debe ser la solución ni la sustitución de los servicios públicos. Estos son, con medios materiales y personales, cualificados y con unas condiciones laborales dignas, los que deben cubrir las necesidades de la población.
En USO nos mantenemos críticos con la usurpación de puestos de trabajo por parte de voluntarios. El falso voluntario no puede sustituir, ni en empresas ni en organismos públicos, a un trabajador estructural. En el momento en el que nos encontramos, de más necesidad de cuidados, pero también de más necesidad de empleo, es importante no traspasar esta línea que separa voluntariado y trabajo.
El papel del voluntario, loable y enriquecedor, tiene un amplio abanico de tareas en las que ayudar sin sustituir a los profesionales. Las personas que ejercen el voluntariado no están respaldadas por una legislación laboral y profesional que les permita realizar determinadas funciones. Compañía, ayuda, apoyo, consultas, cuidado del medio ambiente… tareas esporádicas y sin obligaciones, no deben confundirse con un trabajo.