La ONU ha declarado 2021 como el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. USO apoya esta iniciativa mundial y respalda la reivindicación de la CSI de un nuevo contrato social.
La 73ª Asamblea General de las Naciones Unidas acordó por unanimidad adoptar la resolución que declara a 2021 como el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. USO apoya esta iniciativa global y respalda a la CSI en su reivindicación por un nuevo contrato social que incluya el fin de la explotación de niños y niñas.
El derecho de los menores a estar protegidos de la explotación está consagrado en el Convenio 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil. Este convenio ha sido ratificado por todos sus Estados Miembros. El último país en ratificarlo fue Tonga, el 4 de agosto de 2020.
Por otro lado, el Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y al trabajo, que tiene pendiente la ratificación por 14 países miembros de la OIT, es el otro gran instrumento jurídico al efecto.
Para eliminar el trabajo infantil es imprescindible luchar a la vez por el trabajo decente para los adultos; por el pleno respeto de los derechos de los trabajadores; por la protección social universal y por una educación gratuita y de calidad para todos. Solo así se conseguirá erradicar la lacra de la explotación infantil y avanzar en la consecución del ODS 8, entre cuyos objetivos está: “de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
La pandemia empeora la situación
A pesar de los avances conseguidos en los últimos años, antes de la pandemia había 150 millones de niños trabajando en lugar de ir a la escuela. Un gran número de ellos se dedican a la agricultura, donde la mayor parte del trabajo es informal, las inspecciones son prácticamente inexistentes y los salarios y las condiciones de trabajo suelen ser deplorables.
A esto hay que añadirle la situación de crisis sanitaria que eleva el riesgo de contagios en este tipo de trabajos que no cuentan con ninguna protección. También la crisis social y económica empuja a un mayor número de niños a buscar su subsistencia al no poder ser garantizada por los adultos, ni atendida por las instituciones.
Exigir la debida diligencia a las empresas
Para combatir esta situación es necesario exigir la debida diligencia en materia de derechos humanos en las cadenas de suministro, particularmente en el sector agrícola -que acapara el 70% de la mano de obra infantil-. Pero también en otros sectores como el textil, cuyas grandes compañías en España contratan a proveedores en terceros países que trabajan con mano de obra infantil.
Un nuevo contrato social que acabe con la explotación infantil
La CSI lanzó al inicio de la pandemia una campaña por una recuperación de la crisis del covid-19 basada en un nuevo contrato social, que contemple una protección a escala mundial y la creación de un Fondo Mundial para la Protección Social que podría ser financiado, por ejemplo, con una tasa a las transacciones financieras (TFF); adaptando así la fiscalidad al siglo XXI.
Desde USO recordamos que ninguna recuperación real podrá tener lugar si no tiene como protagonista los derechos humanos. Si queremos que este 2021 sea el año en que se elimine el trabajo infantil es necesario alcanzar un acuerdo para un nuevo contrato social que vincule a todos los gobiernos en la protección de los derechos de los más vulnerables.