El 28 de abril, Jornada Internacional de Conmemoración, sindicatos de todo el mundo centrarán sus demandas en conseguir que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incluya la salud y seguridad como un derecho fundamental en el trabajo.
Los derechos fundamentales en el trabajo establecidos por la OIT, que obligan a los Gobiernos al más alto nivel de rendición de cuentas, son:
- libertad sindical y reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva;
- eliminación de trabajo forzoso u obligatorio;
- abolición del trabajo infantil; y
- eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.
Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, declaró: “La pandemia ha dejado de manifiesto la falta de protección para los trabajadores y trabajadoras, y de hecho también para el público que accede a distintos lugares de trabajo. La evidencia recogida en todo el mundo muestra que el virus se está propagando en el trabajo, no solo en entornos sanitarios o de cuidados, sino también en fábricas, mataderos, almacenes, escuelas, oficinas, transporte y otros muchos sectores.
“Cuando 2,6 millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades y lesiones relacionadas con el trabajo, incluso antes de la pandemia, el panorama resulta ahora más sombrío que en cualquier otro momento de la historia reciente. Ya es hora de que Gobiernos y empleadores revaloricen la salud y seguridad ocupacional situándola al mismo nivel que otros derechos fundamentales en el trabajo”.
Impulso global
La Declaración del Centenario de la OIT, adoptada unánimemente en 2019 por Gobiernos, empleadores y sindicatos, incluye la promesa de proteger la salud y seguridad en el trabajo para todos los trabajadores y trabajadoras. La Constitución de la OIT incluye un compromiso similar, y la Organización Mundial de la Salud define ya la salud como un derecho humano fundamental.
El movimiento sindical está intentando ahora dar un impulso global para reforzar el estatus de la salud y seguridad en el trabajo al más alto nivel dentro de la OIT.
Si se incluye como un derecho fundamental de la OIT, supondría un mayor nivel de rendición de cuentas por parte de los Gobiernos y mayores obligaciones a la hora de garantizar el cumplimiento por parte de los empleadores.
“Cada diez segundos, alguien muere a causa de procedimientos poco estrictos en el lugar de trabajo. Una protección inadecuada o inexistente para un elevado número de trabajadores resultaba ya inaceptable antes de la pandemia; ahora supone un auténtico escándalo. Esto es algo que lleva mucho tiempo pendiente, y pedimos a todos los Gobiernos que cumplan sus obligaciones de proteger a los trabajadores y al público en general cuando acude a aquellos lugares donde hay gente trabajando. Se trata de un derecho fundamental”, añadió Sharan Burrow.