El acuerdo sobre el cambio climático de la COP26 reconoce la ciencia, reconoce las carencias para la consecución del objetivo de 1,5 °C e incorpora el llamamiento a una transición justa, pero los compromisos alcanzados en Glasgow se quedan cortos en cuanto a ambición, financiación, responsabilidad e inclusión.
La COP27 deberá mantener vivo el objetivo de 1,5 °C mediante una mayor ambición, y los mecanismos acordados para pérdidas y daños deben constituir la base de cualquier resultado.
“Para los trabajadores y sus comunidades es necesario que se inicie de inmediato el diálogo social, vital para los planes de transición justa centrados en el empleo. El mínimo aceptable será el establecimiento de planes nacionales de empleo por parte de Gobiernos y empresas.
Los compromisos respecto a la deforestación, el metano, el aumento de la financiación para la adaptación, el reconocimiento de la necesidad de un mayor apoyo a los países vulnerables y las normas acordadas en relación a los mercados de carbono son todos ellos bienvenidos, pero no van lo suficientemente lejos.
La ciencia nos indica que la prioridad absoluta debe ser una reducción rápida, profunda y sostenida de las emisiones en esta década. Concretamente, una reducción del 45% para el año 2030 con respecto a los niveles de 2010. Seguimos encaminándonos hacia una catástrofe climática. Si queremos tener siquiera la oportunidad de luchar para mantenernos dentro del objetivo de 1,5°, es hora de que todos los Gobiernos y todas las empresas se tomen en serio los planes de transición con medidas de transición justa en todas las industrias”, ha declarado Sharan Burrow, secretaria general de la CSI.
Después de gastar cerca de 17,2 billones USD en la recuperación de la COVID-19, el hecho de que las naciones ricas no se quieran comprometer a destinar 100.000 millones USD anuales a la financiación de la lucha contra el cambio climático para las naciones vulnerables deja patente la mala fe con que se están llevando a cabo las negociaciones. Del mismo modo, la resistencia a establecer un Mecanismo para Pérdidas y Daños deja a las comunidades afectadas en situaciones absolutamente inadmisibles. Y es esencial establecer una nueva regulación financiera: todas las inversiones deben cumplir los objetivos sociales en materia de medio ambiente y de derechos recogidos en la legislación.
Pese a las limitaciones que un mundo afectado por la Covid-19 entraña para la celebración de una cumbre global, 100 sindicalistas procedentes de 30 países acudieron a Glasgow en representación de los trabajadores y las trabajadoras en un momento crítico en el que debemos abordar la emergencia climática. Garantizar que los trabajadores formen parte de los procesos decisorios en materia de políticas y acciones climáticas, tanto en la COP26 como a escala nacional, es vital para generar confianza e impulsar la ambición climática.
“Todos sabemos que nos encontramos en una carrera contrarreloj por un futuro sostenible tanto para las personas como para el planeta. Las inversiones en la creación de empleo –empleos de calidad, respetuosos con el clima y con medidas de transición justa– son la clave para generar confianza y apoyo al ritmo de los cambios necesarios. De los Gobiernos necesitamos compromisos nacionales más ambiciosos y renovados (CDN) con planes nacionales de empleo. De las empresas necesitamos, en todos los sectores y todos los lugares de trabajo, unos planes de empleo acordados a través del diálogo social –con los sindicatos– en consonancia con las Directrices para una Transición Justa de la OIT, que establecen el marco de metodología”, añadió Sharan Burrow.
Los trabajadores y las comunidades que se encuentran actualmente en primera línea de la crisis climática no disponen de las garantías exigidas en la COP26 para proporcionar la financiación de la acción contra el cambio climático y el reconocimiento de un compromiso de apoyo para compensar las pérdidas y los daños ya ocasionados.
“Muchos Gobiernos han defraudado a su pueblo al defender unos compromisos diluidos que conllevan a un acuerdo fallido para la mayor parte de las naciones vulnerables. No tenemos tiempo para concesiones y la COP27 debe asumir la responsabilidad de cumplir los principales compromisos de las pasadas Cumbres del Clima de la ONU con nuevas garantías de acción.
Los sindicatos dejan claro que la ambición y la transición justa son pilares conjuntos para la acción, y demuestran cómo los diálogos nacionales y sectoriales pueden ofrecer planes ambiciosos con medidas de transición justa”, concluyó Sharan Burrow.
Trabajadores sanitarios de primera línea, recogedores de basura, sindicatos, científicos y pueblos indígenas de todo el mundo salieron a las calles al tiempo que más de 100.000 personas se manifestaron en Glasgow, durante la COP26, para reclamar a los Gobiernos que escuchen a la gente y suban el listón para alcanzar la justicia climática.