Los incendios forestales y las olas de calor vuelven a golpear con fuerza a Europa. Con temperaturas récord y ausencia de lluvias, la vida y el trabajo de muchas personas en Europa están llegando a un punto de no retorno, poniendo en riesgo la salud y -en algunos casos- la vida de muchos. Los bomberos y otros socorristas, trabajadores de emergencias y médicos están en primera línea para salvar vidas, hogares y comunidades. Algunos perdieron la vida tratando de salvar la de otros. Nuestros pensamientos están con todos los trabajadores que están en primera línea: desde los trabajadores de los residuos hasta los servicios postales; desde la limpieza de las calles hasta los servicios sanitarios y de bomberos. Estamos junto a ellos, junto a sus familias y compañeros. Expresamos nuestra solidaridad con los bomberos y los sindicatos, con los trabajadores de los servicios públicos que intentan mantener la situación bajo control.
Causas
Tenemos que preguntarnos por las causas, cómo responder y prepararnos. Una de las principales causas es el cambio climático. Hace que los fenómenos meteorológicos extremos sean más frecuentes y más graves. Por un lado, tenemos olas de calor -como la actual en Europa- y sequías que hacen que los incendios forestales sean más frecuentes e intensos. Por otro lado, vemos que las lluvias son cada vez más extremas y provocan inundaciones más regulares y graves.
Esto tiene efectos perjudiciales para los servicios de bomberos y de rescate, lo que conlleva una mayor carga de trabajo, un deterioro de las condiciones de trabajo de los bomberos y un aumento de los riesgos para su seguridad. Los fenómenos meteorológicos extremos suponen una serie de riesgos para la salud y la seguridad de los trabajadores de los servicios de rescate, como lesiones por resbalones y caídas, golpes con objetos transportados por el aire, sueño y nutrición inadecuados debido a los largos e ininterrumpidos turnos de trabajo, agotamiento físico, estrés mental y choques con vehículos.
El cambio climático va a provocar variaciones en los niveles de precipitación, aumentando el riesgo de sequías y escasez de agua, lo que puede afectar a la formación y a la capacidad de demostración de las brigadas. Las compañías de agua pueden reducir la presión de sus redes de suministro para minimizar las fugas, por lo que los bomberos pueden tener que transportar agua a través de distancias más largas desde fuentes de agua alternativas. Otros peligros potenciales para la salud y la seguridad asociados a las inundaciones son la exposición a sustancias tóxicas o a aguas de inundación contaminadas (con residuos químicos, aceite, gasóleo, pesticidas, fertilizantes, etc.), amianto y otros polvos peligrosos, moho, agentes biológicos, restos de la inundación, riesgos eléctricos, ahogamientos e infecciones por patógenos de transmisión sanguínea.
Los problemas potenciales relacionados con las condiciones climáticas cambiantes exigen la adopción de respuestas adecuadas, como contrataciones adicionales e inversiones en equipos (aparatos especializados de lucha contra incendios, cisternas de agua, presas portátiles, aviones y helicópteros que ayuden a la rápida extinción de los incendios forestales).
En cuanto a la forma de responder y prepararse, la FSESP apoya plenamente la necesidad de acuerdos verdes y sociales tanto a nivel nacional como europeo y mundial, garantizando que los trabajadores y las comunidades no se queden atrás y que la transformación sea justa y profunda. Mitigar el impacto y prevenir el calentamiento global es el camino a seguir. Tenemos que cuestionar el funcionamiento de nuestro sistema económico, ya que necesitamos una nueva dirección que anteponga las personas y nuestro planeta a los beneficios. Esto significa que se necesita más inversión pública, incluso en los servicios de bomberos, para poder adaptarse. No podemos dejar a nuestros bomberos y a nuestros trabajadores de los servicios públicos sin los medios para afrontar los problemas.
La FSESP ha subrayado cómo las políticas de austeridad han socavado la capacidad de respuesta de los servicios públicos. Si los servicios de bomberos carecen de financiación, se cierran parques y no se invierte lo suficiente en camiones, aviones y bomberos, las personas y nuestras comunidades están menos protegidas. Si no invertimos en adaptación y desarrollamos estrategias nacionales y europeas para que los servicios públicos se preparen para el impacto del cambio climático, los costes serán mucho mayores. Por lo tanto, es terrible que algunos gobiernos europeos estén debatiendo cómo imponer nuevas políticas de austeridad lo antes posible. La FSESP, la CES y otros han dejado claro, incluso en la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que no puede haber una vuelta a la austeridad. Necesitamos una nueva visión para nuestras sociedades.