La crisis mundial del coste de la vida está obligando a trabajadores de todo el planeta a luchar denodadamente para llegar a fin de mes.
Según una nueva encuesta de opinión pública de la Confederación Sindical Internacional (CSI), en dos de cada cinco hogares (43%) se ha perdido empleo u horas de trabajo, y una de cada dos personas (51%) afirma que sus ingresos se están quedando por detrás del coste de la vida.
Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, ha declarado: “Las desigualdades y las injusticias subyacentes a la base del fallido sistema económico, con enormes déficits en cuanto a la regulación corporativa y financiera, han quedado brutalmente expuestas y se han profundizado de forma masiva con la pandemia de COVID-19”.
Publicado el primer día del 5º Congreso Mundial de la CSI en Melbourne (Australia), la encuesta mundial, encargada a YouGov, abarca al público en general de 17 países.
Los resultados ofrecen una cruda visión de un mundo precario al borde de la recesión:
• Empleo: al 66% de las personas le preocupa la pérdida de empleo.
• Derechos: al 55% le preocupa el debilitamiento de la legislación laboral, mientras que el 53% afirma que los índices de violencia en el trabajo han aumentado.
• Salarios: una de cada diez (13%) personas no dispone de ingresos suficientes para cubrir necesidades básicas como vivienda, comida y electricidad. Tres cuartas partes de las personas (72%) creen que el salario mínimo no es suficiente para llevar una vida digna.
• Protección social: el 87% está a favor de un acceso asequible a la sanidad, pero al 67% le preocupa la capacidad de los sistemas sanitarios para afrontar los desafíos actuales.
• Igualdad: al 66% le preocupa la desigualdad de ingresos y oportunidades entre hombres y mujeres.
• Inclusión: el 69% cree que el sistema económico favorece a los ricos.
Los propios cimientos de la democracia y la economía global se han hecho pedazos. Los Gobiernos, amedrentados por la codicia corporativa, no actúan en interés de los trabajadores y las trabajadoras. El hecho de que el 56% de las personas afirme que el miedo a las repercusiones les impediría denunciar malas prácticas empresariales nos deja claro que la responsabilidad social corporativa ha fracasado.
“Los trabajadores y las trabajadoras son conscientes de que el progreso económico y social se ha estancado o está en recesión. El sistema económico favorece los intereses de unos pocos, mientras que los servicios públicos se encuentran al límite y los derechos de los trabajadores están en peligro, con un aumento de la violencia y el acoso en el trabajo.
“Pero los trabajadores y las trabajadoras tienen claras sus reivindicaciones. Saben que la respuesta reside en un nuevo contrato social basado en empleos respetuosos con el clima, derechos, salarios, protección social, igualdad e inclusión”, añade Sharan Burrow.
La CSI representa la mayor comunidad democrática global, y el Congreso Mundial debatirá el mandato del movimiento sindical mundial para los próximos cuatro años, con la participación de más de 1.000 sindicalistas procedentes de más de 130 países.
Ayuba Wabba, presidente de la CSI, he señalado: “Los trabajadores y las trabajadoras apoyan los objetivos de un progreso social y económico inclusivo, con prosperidad compartida y un futuro sostenible.
“De momento estos objetivos están fuera del alcance de muchas personas. Pero con la aplicación de estas demandas claras, con un nuevo contrato social, podemos cambiar el rumbo y crear una economía que funcione para los trabajadores y las trabajadoras.
“Pero esto es urgente. Gobiernos y empresas tienen que establecer de inmediato un plan de acción para presentar un nuevo contrato social y empezar a reparar los daños”.
La presidenta del Australian Council of Trade Unions (ACTU), Michele O’Neil, dijo: “Esta encuesta muestra que los trabajadores de Australia –que se enfrentan a una persistente crisis salarial y a los que se les viene pidiendo desde hace años que hagan más con menos– no están solos. Trabajadores de todo el planeta luchan para afrontar el aumento del coste de la vida y las crecientes desigualdades.
“Las comparaciones internacionales también pueden mostrar a los trabajadores australianos un camino a seguir: la negociación entre múltiples empleadores ha contribuido a mejorar el crecimiento salarial y la calidad de vida de decenas de países. Es hora de que nos pongamos al día con el resto del planeta en materia de derechos de negociación”.