Semana Mundial de la Lactancia Materna: “Amamantar y Trabajar ¡logremos que sea posible!”

“Garantizar una protección adecuada de la maternidad y conceder a las madres el tiempo y el espacio necesarios en el lugar de trabajo para poder amamantar no es sólo lo que corresponde hacer sino que también es una medida que se justifica desde un punto de vista económico,” dice el Director General de la OIT Guy Ryder.

El tema de este año de la Semana Mundial de la Lactancia Materna “Amamantar y Trabajar ¡logremos que sea posible!” pone de relieve la importancia de brindar apoyo a las madres trabajadoras que desean amamantar. Me complace sumarme a esta iniciativa que se desarrolla en el lugar de trabajo y aunar los esfuerzos de apoyo de la OIT a los de la UNICEF y de la OMS.
La lactancia materna es crucial para la supervivencia, la salud, el crecimiento y el desarrollo del niño. Garantizar una protección adecuada de la maternidad y conceder a las madres el tiempo y el espacio necesarios en el lugar de trabajo para poder amamantar no es sólo lo que corresponde hacer sino que también es una medida que se justifica desde un punto de vista económico. Los empleadores que ofrecen prestaciones de maternidad adecuadas se ganan el reconocimiento de las trabajadoras, lo que genera en ellas satisfacción profesional y un sentimiento de lealtad. Asimismo, los niños amamantados se enferman con menos frecuencia, de modo que las personas que los cuidan faltan menos al trabajo.
Las intervenciones en el lugar de trabajo son determinantes para aumentar las tasas de lactancia materna.
La Organización Internacional del Trabajo ha adoptado tres Convenios sobre la protección de la maternidad que prevén medidas de protección para las mujeres embarazadas y que acaban de dar a luz. Actualmente, en cien países del mundo la duración de la licencia de maternidad es de al menos de 14 semanas con arreglo a lo dispuesto en el Convenio sobre la protección de la maternidad, 2000 (núm. 183), y en por lo menos 121 países existen disposiciones que permiten a las mujeres tomar pausas, en su mayoría remuneradas, o reducir la jornada laboral para la lactancia.
La legislación nacional de muchos países prevé el establecimiento de instalaciones para la lactancia materna dentro o cerca del lugar de trabajo. Con todo, la gran mayoría de las trabajadoras del mundo – aproximadamente 830 millones – carecen de una protección de maternidad adecuada. Casi el 80 por ciento de estas trabajadoras viven en África y Asia. Las mujeres que trabajan en la economía informal, en trabajos estacionales o a tiempo parcial, pueden tener incluso más dificultades para seguir amamantando. Las mujeres de bajos recursos de los países más pobres suelen ser las que están más desprotegidas y las que precisan en mayor medida ayuda y servicios en el hogar, en el lugar de trabajo y en la comunidad.
Las iniciativas mundiales para promover la lactancia materna deben cobrar un nuevo impulso a través de acciones nacionales y locales. Ha llegado la hora de que los actores del mundo del trabajo – gobiernos, organizaciones de empleadores y organizaciones de trabajadores – se movilicen para colaborar con las comunidades dedicadas a la salud, la nutrición y la igualdad de género a fin de que las trabajadoras puedan amamantar a sus hijos por su propio bien y por el de la salud y el bienestar de las generaciones futuras. La OIT se compromete a trabajar con los interlocutores para propiciar el cambio.

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