¿A qué están jugando?
En el tablero económico, asistimos desde hace años a una manida recuperación, ahora desacelerada, mientras muchas personas aún padecen las consecuencias de la crisis y de las medidas que se han adoptado frente a la misma. Parece que las fichas han sido marcadas a favor de unos pocos, teniendo como consecuencia importantes injusticias y desequilibrios. Las perspectivas sobre el futuro apuntan a un incremento de la desigualdad y de los índices de pobreza en nuestro país, a tasas de desempleo desproporcionadas respecto a los países de nuestro entorno y a un empleo precario, troceado, inestable y devaluado. El trabajo ha sido transformado en un juego en el que siempre pierden los mismos.
Cambiando las reglas en cada partida, sin políticas integrales decididas, no se puede avanzar. Precisamos de una apuesta por un nuevo sistema productivo, por un plan global para el empleo de alto valor añadido, por una política industrial impulsora de crecimiento económico y desarrollo sostenible, y por un sistema de formación para el empleo de calidad. Necesitamos también un plan estratégico para la energía y las infraestructuras, y un proyecto de país en materia de innovación, investigación y desarrollo tecnológico. A su vez, ello debe complementarse con una mejor política fiscal que incluya la persecución eficaz del fraude y el fin de las guaridas fiscales.
Especialmente trucada está la gran partida para los trabajadores y trabajadoras. Hace falta ya una nueva legislación en materia de empleo, no solo que corrija las partes más dañinas de las reformas y normativas laborales existentes, sino que contemple el nuevo escenario que presenciamos, porque lo que había antes tampoco nos serviría ahora.
Este juego trata de presentarnos datos e índices que han mejorado, mediante una sibilina y continua mutación de las condiciones laborales, aniquilando el trabajo estable, tirando por bajo los salarios, debilitando o inutilizando la negociación colectiva, con índices de precariedad de más del doble que el conjunto de la UE. El trabajo ya no es garantía de vida digna, mientras se consolida también un desempleo de larga duración estructural… en la indecencia.
Este juego tiene que acabar
Los medios de los que disponemos para corregir sus trampas son absolutamente ineficaces. El llamado diálogo social, sectario, teatrero e institucionalizado, además de para hacerse selfis, sirve únicamente para firmar acuerdos puramente intencionales, insuficientes y ambiguos. Los Acuerdos por el Empleo y la Negociación Colectiva han estado muy lejos de ayudar a mejorar el panorama del empleo, aderezados con una inadmisible falta de transparencia y bajo perfil. Mucha moqueta, mucha mesa y poca chicha. Y es tan prescindible que no hay disimulo alguno en legislar sin ni siquiera convocar a la multitud de mesas conformadas, sin diálogos ni debates. Juegos que se evidencian igualmente en la incapacidad de acuerdo del Pacto de Toledo.
Como tercera fuerza sindical, USO exige acometer de una vez por todas el debate sobre el diálogo social que este país necesita, en el que más fuerzas sindicales, como pasa en el ámbito político, deben entrar a participar, a proponer y a trabajar. Que sume y no que reste. Un sindicalismo plural que sea realmente representativo del conjunto de los trabajadores y no solo de una parte, porque este modelo debe ser más completo, más participativo, más transparente, más previsor e innovador. Sin la modificación de la Ley Orgánica de Libertad Sindical y de la normativa de elecciones sindicales veremos siempre el mismo final de partida.
Por todo ello, desde USO decimos este 1º de Mayo que se acabó el juego: que ya está bien de especular con los derechos y condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores y trabajadoras, de jugar con los desempleados y los pensionistas, con los jóvenes, con toda la sociedad.
Que queremos menos ruido político vanidoso y más proyecto de sociedad y futuro común, con propuestas y consensos concretos. Precisamos saber qué va a pasar con las pensiones en las próximas décadas y para cuándo van a quedar constitucionalmente garantizadas, de modo que nadie pueda volver a tocarlas.
Reclamamos también que la educación, la salud, la protección social, la igualdad, la sostenibilidad y el medio ambiente no pueden seguir siendo un juego políticamente rentable. Y tanto postureo y tanta parálisis política nos llevan a un año prácticamente en blanco retrasando una vez más la medidas urgentes que necesita este país.
En la USO, en el Día Internacional del Trabajo, que celebramos solidariamente junto a la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Confederación Europea de Sindicatos (CES), queremos hacer un llamamiento especial al conjunto de la sociedad, con la que se lleva jugando ya demasiado tiempo.
En este 1º de Mayo, la USO se compromete a denunciar esta indecente ludopatía hacia el mundo del Trabajo, proyectando un modelo sindical diferenciado, un sindicalismo independiente, pluralista, democrático, autónomo financieramente, honesto, absolutamente libre y profundamente solidario, con propuestas innovadoras y realistas. Un sindicato en marcha que no flaquea y que reivindica situar a las personas, y no a las organizaciones, en el centro de las políticas económicas, sociales y laborales, para que nadie se quede atrás.
Con estos objetivos, ponemos también nuestras siglas a disposición del conjunto de los trabajadores en las elecciones sindicales, para ser más fuertes y poder hacer más. Unas candidaturas que abrimos a todos y todas sin distinción, porque estamos convencidos de que el sindicalismo que necesitamos en el presente y en el futuro se debe construir así, juntos. Cada día somos más, y vamos a ganar la partida.
¡Viva el 1º de Mayo, viva la Unión Sindical Obrera!