La CSI manifiesta su apoyo a la huelga estudiantil, que tendrá lugar el 15 de marzo en todo el mundo. Están previstas más de 700 acciones en 72 países. Los sindicatos en Australia, Bélgica, Francia, Italia, el Reino Unido, entre otros, se sumarán también a estas acciones y muchos otros movilizan activamente a sus miembros.
La juventud quiere hacer llegar a los líderes políticos del mundo entero su mensaje reclamando una acción urgente, demostrando así que el poder de la voz democrática sigue vigente.
“Los y las estudiantes están asumiendo la responsabilidad ahí donde los líderes no han sido capaces. Tenemos que agradecerles por su valentía a la hora de hacer frente a la crisis climática. Ese coraje merece todo nuestro apoyo”, comentó Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.
Los científicos expertos en el clima han dado al mundo hasta 2030 como plazo para estabilizar el planeta con un aumento máximo de 1,5ºC en la temperatura. Más de 83 millones de refugiados climáticos se han visto obligados a desplazarse como consecuencia de catástrofes naturales o al perder sus medios de subsistencia.
“De no hacer algo, el cambio climático nos amenaza a todos y regiones enteras podrían quedar inhabitables. Estamos ya siendo testigos de fenómenos meteorológicos extremos, con efectos devastadores para muchísimas personas. Los Gobiernos no asumen su responsabilidad con la ambición que resulta vital.
”Todos los Gobiernos deben mostrar mayor ambición y determinar planes nacionales de desarrollo que incluyan medidas de transición justa para proteger a los trabajadores y trabajadoras, sus familias y sus comunidades. Los empleadores deben adoptar planes para proteger sus industrias y centros de trabajo frente al cambio climático, incluyendo como elemento central de dichos planes medidas de transición justa”, afirmó Burrow.
Inspirándose en las iniciativas de la juventud, en la última semana de junio los representantes sindicales en todos los lugares de trabajo invitarán a sus empleadores a reunirse con los trabajadores para discutir sus planes con vistas a reducir emisiones y conseguir que sus lugares de trabajo sean a prueba del clima.
“Los sindicatos han de estar involucrados en diálogos a todos los niveles, a fin de asegurar que las medidas de transición justa acordadas resulten adecuadas para recobrar la confianza de la gente en un proceso que la gran mayoría sabe resulta urgente. Sin transición justa, la ambición necesaria que todos buscamos quedará bloqueada por el miedo, y en muchos casos, ese miedo está alimentado por la codicia corporativa de empresarios mundiales que siguen situando los beneficios por encima de todo”, aseveró Burrow.