La CSI ha acogido favorablemente el llamamiento lanzado por la Comisión Mundial de la OIT sobre el Futuro del Trabajo para revitalizar el contrato social, y para que todos los trabajadores y las trabajadoras estén protegidos por una Garantía Laboral Universal, que garantice la libertad sindical, la negociación colectiva y otros derechos fundamentales del trabajo, así como seguridad y salud en el trabajo, un salario vital adecuado y límites máximos respecto a las horas de trabajo.
El informe de la Comisión –copresidida por el Presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, y el Primer Ministro sueco, Stefan Löfven– se ha hecho público hoy en la Sede de la OIT en Ginebra. Tres representantes de los trabajadores formaron parte de la Comisión –Luc Cortebeeck, Philip Jennings y Reema Nanavaty–, junto con representantes de Gobiernos, empleadores, académicos y ONG.
“Este informe representa un paso importante en el camino hacia la Conferencia del Centenario de la OIT en junio, donde los sindicatos presionarán para que se adopten decisiones concretas y ambiciosas para conformar un mundo del trabajo que esté, tal como menciona la Comisión, centrado en las personas. Incluye muchas recomendaciones importantes respecto al aprendizaje permanente, el apoyo a los trabajadores para gestionar la transición en el trabajo, la igualdad de género, los trabajadores rurales e informales, la inversión en cuidados e infraestructura, el ajuste climático, así como la protección social. Asigna un papel esencial a las políticas públicas, indicando que los Gobiernos deben regular y asegurar la aportación de servicios de todo tipo, y apoya el desarrollo de nuevos indicadores económicos que vayan más allá del estrecho ámbito del PIB”, comentó la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.
Luc Cortebeeck señaló que “La Comisión reconoció que la manera en que la globalización ha dejado atrás a la mayoría de los trabajadores/as del mundo no puede repetirse en el Futuro del Trabajo. Regulación y protección de los derechos de los trabajadores/as son esenciales para las nuevas formas de trabajo. La relación de empleo sigue siendo un elemento central de la protección laboral y la Comisión recomienda el establecimiento de una Garantía Laboral Universal, con libertad sindical, negociación colectiva, eliminación del trabajo forzoso e infantil y la discriminación, y algo muy importante: un salario vital adecuado, limitación de las horas de trabajo y lugares de trabajo seguros y saludables”.
La Comisión afirma que los modelos empresariales han de ajustarse mejor a un programa centrado en las personas, reconociendo que el desafío reside tanto en nuevas formas de empresa como en nuevas formas de trabajo. La regulación de las empresas en la era digital debe apoyarse en una licencia social para operar, que garantice el cumplimiento de las normas fiscales, la recopilación y el uso de datos, normas del trabajo y medioambientales, y que gobierne las formas monopolistas e irresponsables de negocio que dominan actualmente la economía global. El fuerte enfoque en la importancia de la representación colectiva de los trabajadores es de agradecer, en tiempos en que la violencia y la represión contra los sindicalistas están en aumento, la libertad sindical es denegada a algunos o todos los trabajadores en 93 países, y los gigantes corporativos utilizan su poder para denegar a los trabajadores el derecho de sindicalización.
“Las transformaciones en el modelo empresarial y en el mundo del trabajo han venido dejando a muchos atrás, pero ahora tenemos un plan, derivado de esta Comisión, para situar a las personas en un lugar central. El trabajo no es una mercancía, y los profetas de la ‘uberización’ han sido advertidos. El informe de la Comisión muestra la vía a seguir, y ahora Gobiernos y empleadores deberán asumir sus responsabilidades”, indicó Philip Jennings.
Según Reema Nanavaty, “Resulta alentador que la Comisión se tome en serio la necesidad de que la OIT aporte respuestas urgentes a los trabajadores informales en el Sur global. A tal efecto, la Garantía Laboral Universal debe incluir también unos ‘ingresos vitales adecuados’, dado que para los trabajadores informales y por cuenta propia, lo que importa son los ingresos. De igual modo, la productividad sólo puede mejorarse permitiendo que todos los trabajadores, independientemente de su estatus, tengan acceso a herramientas modernas y a mejora de sus competencias. La voluntad del movimiento sindical internacional de reforzar la representación de los trabajadores informales y rurales en sus filas ha de constituir un modelo, no sólo para los sindicatos, sino también para la OIT y sus mandantes en general: la organización realmente necesita ser más relevante para todos los sectores de los trabajadores a nivel mundial y transformarse en una Organización del Trabajo para la Nueva Era – el informe lo menciona en el prefacio, pero ahora es necesario adaptar las políticas y los procesos”.
El informe toma como punto de partida los enormes desafíos a los que se enfrenta el mundo, con cientos de millones de desempleados, cientos de miles de trabajadores que pierden la vida en el trabajo cada año, un elevadísimo nivel de actividad económica informal, prácticamente la mitad de los hogares no tiene acceso a internet, y numerosos países y regiones afrontan cambios demográficos considerables. Señala que 300 millones de trabajadores viven en condiciones de extrema pobreza, que el crecimiento de los salarios no ha seguido el mismo ritmo que el crecimiento de la productividad y que se ha reducido la proporción de los ingresos nacionales consagrados a los trabajadores. Se aborda asimismo la probabilidad de que el cambio tecnológico tenga repercusiones importantes sobre el empleo y la capacitación.
“Aunque la aplicación de la Garantía Laboral Universal aportaría un piso de protección de los derechos muy necesario, poniendo término a vergonzosos arreglos por parte de las compañías para denegar derechos y prestaciones a sus trabajadores, revitalizar el contrato social será el medio por el que las sociedades pueden garantizar justicia y equidad en el trabajo, revirtiendo la enorme y creciente desigualdad que constituye una realidad hoy en día. La Constitución de la OIT, un ambicioso contrato social, fue adoptada después de la devastadora I Guerra Mundial, y la Declaración de Filadelfia tras la II Guerra Mundial. Un contrato social fuerte y universal constituye la mejor garantía para la paz mundial, y esto es tal cierto hoy en día como nunca antes en la historia. El informe de la Comisión destaca la necesidad de que la OIT ocupe un lugar central en la gobernanza mundial, y el movimiento sindical luchará para que esto se haga realidad en este, su año del Centenario”, concluyó Burrow.
El informe de la Comisión está disponible en línea: https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_663792/lang–es/index.htm