Suiza tiene fama de contar con uno de los mejores sistemas de salud del mundo. Pero esta imagen corre el riesgo de verse empañada debido al deterioro de las condiciones laborales. El personal sanitario constituye la columna vertebral de los servicios de salud y precisa unas condiciones laborales dignas para poder prestar apropiadamente sus servicios, algo cada vez menos frecuente.
El volumen de trabajo que se exige al personal sanitario es cada vez mayor, de ahí su desgaste y absentismo, que se ha elevado un 10 %. La situación es preocupante sobre todo en Hospitales Universitarios de Ginebra, HUG (Hôpitaux Universitaires de Genève), que explota ocho hospitales en el cantón ginebrino y gestiona 40 ambulatorios.
HUG acaba de introducir una jornada laboral de 10 horas, rechazada por el sindicato de servicios públicos, Syndicat Suisse des Services Publics (SSP), afiliado a la ISP. A través de su portavoz, Nicolas de Saussure, HUG arguye que no se trata de una reestructuración global de los turnos, que por supuesto sería contraria a la ley, sino de introducir a partir de ahora tres tipos de horarios de trabajo: de 8 horas, de 10 horas y una mezcla de ambos.
HUG intenta, además, justificar esta flexibilización de los horarios laborales, sobre todo en su principal hospital, con el proyecto de expansión de infraestructuras que tiene en marcha. El número de camas del hospital se multiplicará con la construcción de seis bloques que se añadirán a los ocho ya existentes. Pero la verdad es mucho más compleja y menos humana.
Las presiones que está padeciendo el personal sanitario se deben en parte a las medidas de reducción de costes introducidas por HUG para aplicar la reforma del sistema de Tarifas Médicas (TARMED, por sus siglas en francés) propuesta por el Estado. Debido a esta alarmante medida, el hospital sugirió en junio que no sustituiría a al menos 90 de los 300 trabajadores que se jubilarán a final de año.
Ley de Seguridad Social de 2012 afianza la comercialización y externalización de la asistencia sanitaria, que aboca a la disminución de los recursos disponibles para gestionar los servicios de salud pública y, en consecuencia, socava la calidad de las prestaciones sanitarias. El sindicato suizo de servicios públicos, Syndicat Suisse des Services Publics (SSP), lanzó el año pasado una Campaña por la calidad de la atención sobre la rentabilidad, para oponerse a esta imposición. El sindicato expresó, además, su preocupación por la introducción unilateral de los turnos de trabajo de diez horas por parte de los gerentes y pidió abrir un debate al respecto.
Rosa Pavanelli, Secretaria General de la ISP, señala:
Todo el mundo debe poner su grano de arena para lograr un desarrollo inclusivo, algo imposible sin el acceso universal a una atención sanitaria de calidad. Y no podremos lograr este objetivo si las políticas de los Gobiernos promueven recortes del personal sanitario porque dan prioridad a los beneficios sobre las personas. El sistema de salud pública es un bastión de la cobertura sanitaria universal, cuya columna vertebral son las mujeres y hombres que prestan servicios a las personas. La ISP apoya enérgicamente a la SSP y a sus miembros, en su reivindicación de unas mejores condiciones laborales, que se sustentan en unos niveles de personal seguros y efectivos. Es indefendible que los gerentes de HUG estén anunciando medidas que equivalen a una reducción de facto del personal, cuando las cifras disponibles muestran que no hay personal suficiente para responder a las necesidades de los pacientes. Lo que hoy necesitamos es una expansión de la fuerza laboral sanitaria en Suiza y no su reducción.
Leer más: Soutien international aux revendications du SSP dans la santé (SSP-VPOD website)