En el mundo laboral, lxs trabajadores LGBT+ se enfrentan a la violencia y el acoso; acabar con ello debe ser una prioridad para los sindicatos

El 17 de mayo de 1990, la OMS eliminó la homosexualidad de su clasificación de enfermedades y problemas relacionados con la salud, lo que supuso un hito en la larga lucha por los derechos del colectivo LGBT+. Desde entonces, ese día se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia (IDAHOBIT). Sin embargo, las personas LGBT+ siguen siendo objeto de discriminación, acoso e incluso violencia, incluso en el lugar de trabajo.

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de su Clasificación de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados, lo que supuso un hito en la larga lucha por los derechos del colectivo LGBT+. Desde entonces, ese día se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia, y en los más de 30 años transcurridos se han realizado enormes progresos hacia la igualdad y la inclusión. Sin embargo, las personas LGBT+ siguen siendo objeto de discriminación, acoso e incluso violencia, incluso en el lugar de trabajo. Los sindicatos pueden aprovechar la oportunidad para reconocer a lxs trabajadores LGBT+ y su participación en el mundo laboral, así como su exclusión

Las personas LGBT+ sufren marginación, suelen estar sobrerrepresentadas en trabajos precarios e irregulares, y son especialmente vulnerables al acoso y la violencia

Las personas LGBT+ sufren marginación, suelen estar sobrerrepresentadas en trabajos precarios e irregulares y son especialmente vulnerables al acoso y la violencia. Muchxs trabajadores LGBT+ no pueden hablar abiertamente de sí mismxs en el trabajo por miedo a la discriminación, el acoso o el despido. Incluso en las jurisdicciones que cuentan con protecciones legales para las personas LGBT+, lxs trabajadores siguen enfrentándose a diversas repercusiones simplemente por su orientación sexual o identidad y expresión de género reales o percibidas. 

En un estudio reciente, la organización británica Stonewall informó de que unx de cada cinco trabajadores LGBT+ del Reino Unido había sido objeto de conductas o tratos negativos por parte de sus compañerxs de trabajo y que unx de cada ocho trabajadores transgénero había sido agredido físicamente por colegas o clientes[1]. Otro estudio realizado por el Instituto Williams de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Los Ángeles reveló que el 46% de lxs trabajadores LGBT había recibido un trato injusto en el trabajo y que el 34% había dejado un empleo por el mal trato recibido de su jefx[2].

La crisis del COVID-19 ha exacerbado la homofobia, la bifobia y la transfobia. Víctor Madrigal-Borloz, experto independiente de la ONU sobre orientación sexual e identidad de género, ha concluido «que el COVID-19 ha tenido un impacto desproporcionado en las personas LGBT (y) con pocas excepciones, la respuesta a la pandemia reproduce y exacerba los patrones de exclusión social y violencia»[3].

Una nube oscura se cierne ahora sobre nuestro progreso hacia la igualdad de derechos y la inclusión social. El ascenso de líderes autoritarios y la aparición de movimientos reaccionarios, acelerados durante la pandemia de Covid, han acentuado la retórica hostil contra las personas LGBT+, lxs migrantes y otros grupos marginados.

En medio de estas preocupantes tendencias, los sindicatos podemos dar un paso adelante, basándonos en nuestra larga historia de defensa y activismo en favor de lugares de trabajo seguros y saludables. Nuestro conjunto de herramientas incluye el convenio sobre violencia y acoso de la Organización Internacional del Trabajo, conocido como C190. El convenio se adoptó el 19 de junio de 2019 tras años de arduo trabajo por parte de las federaciones sindicales mundiales, pero solo ha sido ratificado por 14 países hasta la fecha.

El convenio establece por primera vez el derecho a un trabajo libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género, y es la primera ley internacional que lo hace. El C190 se complementa con la Recomendación 206 (R206), que ofrece orientaciones más detalladas sobre cómo debe aplicarse el Convenio a nivel nacional.

La Recomendación 206 establece que la referencia a los grupos vulnerables y a los grupos en situación de vulnerabilidad debe interpretarse de acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos y laborales aplicables. Claramente, esto debe incluir a lxs trabajadores LGBT+. En las jurisdicciones que no cuentan con protecciones legales para las personas LGBT+, el C190 proporciona una norma fundamental para abordar la violencia y el acoso. El derecho a un trabajo decente y a lugares de trabajo seguros debe aplicarse en todos los ámbitos, especialmente cuando se trata de construir un mundo más equitativo después de la pandemia.

El 17 de mayo, renovemos nuestros esfuerzos para hacer frente a la homofobia, la bifobia y la transfobia exigiendo a nuestros gobiernos nacionales que ratifiquen el C190 de la OIT y apliquen las recomendaciones correspondientes.

 

Recursos


[1] https://www.stonewall.org.uk/system/files/lgbt_in_britain_work_report.pdf

[2] https://williamsinstitute.law.ucla.edu/publications/lgbt-workplace-discrimination/

[3] https://www.ohchr.org/en/special-procedures/ie-sexual-orientation-and-gender-identity/lgbt-inclusive-response-covid-19

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