El Parlamento Europeo escuchó, el pasado 22 de marzo, a los bomberos en el marco del debate sobre la legislación relativa a la exposición al amianto.
La Comisión de Empleo y Asuntos Sociales (EMPL) escuchó a los bomberos más expuestos a agentes cancerígenos como el amianto.
La Federación Sindical Europea del Sector Público (FSESP) celebra estas medidas y espera que otros grupos que han sido aplaudidos por la sociedad -en particular durante la pandemia- reciban el mismo reconocimiento público de todas las instituciones de la UE. Las enfermeras, los trabajadores de residuos y los trabajadores municipales merecen ser escuchados porque los servicios públicos son una parte esencial de nuestras sociedades.
Los bomberos piden concretamente recursos financieros y voluntad política para reducir su exposición a los productos químicos. Sus demandas se refieren a la compra de lavadoras, guantes de protección y máscaras con filtro, así como a la armonización y el establecimiento de requisitos para las directrices o la legislación nacionales y el desarrollo de requisitos procedimientos de descontaminación tras una intervención.
Es un hecho que cuando los bomberos extinguen un incendio de construcción, un incendio de coche, un incendio terrestre o forestal, este grupo profesional está expuesto a partículas y sustancias tóxicas peligrosas como amianto, PFAS, etc. Llevando un aparato respiratorio, pueden protegerse hasta cierto punto y minimizar el riesgo de inhalación de partículas y sustancias tóxicas. Pero las partículas y sustancias tóxicas se adhieren al equipo de protección, incluidas las herramientas de rescate, las mangueras contra incendios, las máscaras respiratorias, las botas y guantes de protección, etc. Esto significa que todo lo que toca un bombero contribuye a que se contamine con partículas y sustancias peligrosas.
Las investigaciones y los estudios demuestran que la piel y los órganos respiratorios del bombero están expuestos antes, durante y después de una operación de extinción. Por ello, los bomberos exigen a la UE que siga la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de reconocer la profesión como cancerígena y garantice que toda la legislación de la UE ofrezca una mayor protección a los bomberos que hoy mueren de cáncer. Por ello, la próxima revisión de la Directiva sobre carcinógenos y mutágenos debe tener en cuenta las preocupaciones de los bomberos. La FSESP reclama un conjunto de registros nacionales de edificios con amianto en el marco de la actual propuesta legislativa.
En un contexto de cambio climático, los bomberos son la primera línea en la mitigación y adaptación en todos y cada uno de los países de la UE. Al mismo tiempo, las normas de gobernanza económica de la UE están haciendo casi imposible que las autoridades públicas contraten a más de ellos. El Parlamento Europeo debe reconocer que no hay trabajo más ecológico que el de proteger nuestras vidas y el medio ambiente.