El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) acaba de publicar el Informe de desarrollo humano correspondiente a 2015. Lo ha hecho bajo el título “El trabajo al servicio del desarrollo humano”.
Este Informe valora más allá de los datos macroeconómicos, ciertos datos sobre la calidad de vida, la esperanza de vida, la distribución de renta entre la población, la brecha de género o por estratos de edad, etc., que logra valorar cómo están los habitantes de un país de forma más global y pormenorizada al ser un índice multidimensional. Este año, se ha desarrollado la vertiente del trabajo como elemento imprescindible de la mejora social.
Según las mediciones de pobreza basadas en ingresos, 1.200 millones de personas viven con 1,25 dólares al día o menos. Sin embargo, las últimas estimaciones del Índice de Pobreza Multidimensional del PNUD revelan que casi 1.500 millones de personas, de 91 países en desarrollo, viven en situación de pobreza multidimensional, con carencias concurrentes en salud, educación y nivel de vida. Y aunque en términos generales la pobreza está disminuyendo, casi 800 millones de personas se enfrentan al riesgo de volver a caer en ella por causa de alguna crisis o adversidad.
España, clasificada como estado desarrollado, ha mejorado de forma insignificante estos últimos años y existen carencias en el empleo, género y distribución mejor de la riqueza.
El perfil de España, que ha mejorado milésimamente estos años es:
http://hdr.undp.org/es/countries/profiles/ESP
El Informe resumido en español:
http://hdr.undp.org/sites/default/files/2015_human_development_report_overview_-_es.pdf
Informe completo (en inglés):
http://hdr.undp.org/sites/default/files/2015_human_development_report_1.pdf
Datos estadísticos: http://hdr.undp.org/es/data
El prólogo del Informe, firmado por Helen Clark, Administradora del PNUD, lo transcribimos a continuación:
Hace 25 años, el primer Informe sobre Desarrollo Humano, publicado en 1990, partió de una premisa simple: que el desarrollo tiene por objetivo ampliar las oportunidades de las personas, centrándose de manera general en la riqueza de las vidas humanas y no solo en la riqueza de las economías. El trabajo es uno de los pilares en los que se asientan tanto la riqueza de las economías como la riqueza de las vidas humanas, pero en general se ha concebido más en términos económicos que en términos de desarrollo humano. El Informe sobre Desarrollo Humano de 2015 va más allá de esa convención, al vincular directamente el trabajo con la riqueza de las vidas humanas.
El presente Informe arranca con una pregunta fundamental: ¿cómo puede el trabajo mejorar e desarrollo humano? El Informe adopta una visión amplia del trabajo, pues va más allá del empleo y tiene en cuenta actividades como el trabajo de cuidados no remunerado, el trabajo voluntario y el trabajo creativo, que contribuyen a la riqueza de las vidas humanas.
El Informe pone de relieve los extraordinarios progresos logrados en el ámbito del desarrollo humano durante el último cuarto de siglo. Hoy en día, la población es más longeva, hay más niños y niñas que van a la escuela, y un mayor número de personas tiene acceso a agua limpia y a un sistema de saneamiento básico. Los ingresos per cápita en el mundo han aumentado y la pobreza ha disminuido, lo que se ha traducido en un mejor nivel de vida para una gran parte de la población. La revolución digital ha conectado a personas de diferentes sociedades y países. El trabajo ha contribuido a este progreso mediante el desarrollo de las capacidades humanas. El trabajo decente ha proporcionado a las personas un sentido de dignidad y la oportunidad de participar plenamente en la sociedad.
Sigue habiendo importantes desafíos, desde la pobreza persistente y la desigualdad opresiva hasta el cambio climático y la sostenibilidad ambiental en general o los conflictos y la inestabilidad. Todos estos problemas crean barreras que impiden que las personas participen plenamente en el trabajo decente, y, como consecuencia, se sigue desaprovechando un vasto potencial humano, situación que afecta de manera especial a los jóvenes, las mujeres, las personas con discapacidad y otras personas que puedan estar marginadas. El Informe sostiene que, si se aprovechara el potencial de todas las personas mediante las estrategias adecuadas y las políticas correctas, se aceleraría el progreso humano y se reducirían los déficits en materia de desarrollo humano.
El Informe nos recuerda que no existe un vínculo automático entre el trabajo y el desarrollo humano. La calidad del trabajo es una dimensión importante para lograr que el trabajo mejore el desarrollo humano. Sin embargo, problemas como la discriminación y la violencia impiden que se establezcan vínculos positivos entre el trabajo y el desarrollo humano. Algunos tipos de trabajos socavan gravemente el desarrollo humano, como el trabajo infantil, el trabajo forzoso y el que realizan los trabajadores víctimas de la trata, todos los cuales constituyen graves violaciones de los derechos humanos. En muchos casos, las personas que trabajan en condiciones peligrosas se enfrentan a graves riesgos de abuso, inseguridad y pérdida de libertad y autonomía.
Urge abordar todos estos problemas, máxime teniendo en cuenta que el mundo del trabajo, impulsado por la globalización y la revolución tecnológica, está cambiando a gran velocidad. La globalización ha generado ganancias para unos y pérdidas para otros. La revolución digital ha creado nuevas oportunidades, pero también ha dado origen a nuevos desafíos, como los contratos irregulares y el trabajo a corto plazo, que se distribuyen de forma asimétrica entre los trabajadores altamente cualificados y los no cualificados.
El Informe sostiene con firmeza que las mujeres se encuentran en situación de desventaja en el mundo laboral, tanto en el trabajo remunerado como en el no remunerado. En el ámbito del trabajo remunerado, participan menos que los hombres en la fuerza de trabajo, ganan menos, su trabajo suele ser más vulnerable, y están insuficientemente representadas en los cargos directivos superiores y los cargos decisorios. Por lo que se refiere al trabajo no remunerado, soportan una carga desproporcionada de los quehaceres domésticos y el trabajo de cuidados.
El Informe considera que el trabajo sostenible, que promueve el desarrollo humano al tiempo que reduce y elimina los efectos colaterales negativos y las consecuencias imprevistas, es un componente fundamental del desarrollo sostenible. Este trabajo ampliaría las oportunidades de la generación actual sin socavar las de las generaciones futuras.
El Informe sostiene que fomentar el desarrollo humano por medio del trabajo requiere políticas y estrategias en tres esferas generales: creación de oportunidades de trabajo, garantía del bienestar de los trabajadores y adopción de medidas específicas. La primera esfera se centra en las estrategias nacionales de empleo y el aprovechamiento de oportunidades en un mundo del trabajo en plena evolución, mientras que la segunda esfera abarca cuestiones importantes como la garantía de los derechos y beneficios de los trabajadores, la ampliación de la protección social y la lucha contra la desigualdad. Las medidas específicas deberían centrarse en el trabajo sostenible, abordando los desequilibrios en el trabajo remunerado y no remunerado y las intervenciones dirigidas a grupos concretos, como, por ejemplo, los jóvenes y las personas con discapacidad. Sobre todo, es preciso adoptar un programa de acción que promueva un nuevo contrato social, un pacto mundial y el Programa de Trabajo Decente.
El Informe de este año es especialmente oportuno, ya que se publica poco después de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, en la que se adoptaron los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos el Objetivo 8, que insiste de forma explícita en el trabajo: promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
En este contexto, deberían examinarse seriamente las retos planteados por los cambios que está experimentando el mundo del trabajo. Se deberían aprovechar oportunidades para fortalecer el vínculo entre el trabajo y el desarrollo humano. Durante los últimos 25 años, el concepto, los informes y los índices de desarrollo humano han suscitado en todo el mundo debate, diálogo y discusiones importantes sobre los desafíos y las cuestiones normativas en el ámbito del desarrollo. Espero que el Informe de este año no sea una excepción y que siga demostrando su capacidad para generar diálogo y debate sobre el concepto del desarrollo humano y las estrategias encaminadas a su promoción.