Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, el movimiento sindical internacional celebra la concesión del Premio Nobel de la Paz en Oslo al «Cuarteto Tunecino» que condujo al país por la vía de la democracia y la adopción de una Constitución basada en los derechos humanos fundamentales.
Houcine Abassi, Secretario General de la central sindical Union générale des travailleurs tunisiens (UGTT) y Vicepresidente de la CSI, dijo que «Túnez constituye una excepción respecto a otros países de la Primavera Árabe, pero esto no implica que nuestro ejemplo no pueda replicarse».
Al aceptar el galardón, los miembros del cuarteto subrayaron el papel esencial del diálogo para combatir el terrorismo y la violencia. La medalla del Nobel quedará expuesta en el museo del Bardo en Túnez, que fuera escenario en marzo del terrible atentado terrorista que costó la vida a 22 personas inocentes.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, manifestó: «Nuestro sentimiento de orgullo no ha de permitirnos en ningún caso olvidar el dolor y el horror de la guerra, así como la ola de atentados terroristas que se han producido recientemente. La solidaridad, la cooperación y la asociación entre naciones resultan necesarias para encontrar soluciones a los retos inmediatos, así como para resolver los factores subyacentes de desigualdad, exclusión y represión. Por encima de todo, el mundo debe mantenerse firme para combatir la erosión de la democracia y la paz que está echando raíces en todas las regiones».
En su discurso de aceptación del premio, Abassi hizo hincapié en la necesidad de diálogo entre naciones y culturas, en el marco de la diversidad y los derechos de los pueblos a la libertad, la dignidad y el trabajo. Dijo que el premio no se concedía únicamente al Cuarteto, sino que suponía un reconocimiento hacia las víctimas de la Revolución de los Jazmines y de los atentados yihadistas, hacia las mujeres y los jóvenes de Túnez, los partidos políticos y la totalidad de la sociedad tunecina.
«Los Gobiernos de muchos países están reduciendo el espacio democrático, debilitando la democracia e imponiendo el autoritarismo. Esto tiene consecuencias extremadamente peligrosas para la población en dichos países, y para los sindicalistas y los defensores de los derechos humanos que están viéndose atacados. Resulta trágico que, al tiempo que un líder sindical nacional de Túnez es aclamado en Oslo, su contraparte en Corea, el presidente de la KCTU, Han Sang-gyun, se haya visto obligado a abandonar la protección de un templo budista, siendo detenido tras una enorme operación policial. Han y cientos de otros sindicalistas en Corea son perseguidos por defender precisamente los mismos principios apoyados por Houcine Abassi y otros valerosos líderes en el mundo entero», manifestó Burrow.
El Cuarteto de Diálogo Nacional Tunecino, establecido a instancias de la UGTT, incluye además a la Unión Tunecina de Industria, Comercio y Artesanía (UTICA), la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTDH) y la Asociación Nacional de Abogados.