La Organización de las Naciones Unidas ha conmemorado el centenario del establecimiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con un debate sobre el futuro del trabajo y las medidas para proporcionar trabajo decente para todos.
Dirigiéndose a los 193 Estados miembros de la Asamblea General de la ONU, la secretaria general de la CSI, Sharan Burrow, expresó: “El mundo afronta actualmente retos tan graves como los de 1919. Nos enfrentamos a unos niveles históricos de desigualdad, a un modelo fallido de globalización, a una proliferación de conflictos y un creciente gasto militar, al desplazamiento de poblaciones a escalas nunca vistas, a una crisis climática y a enormes perturbaciones vinculadas a las tecnologías”.
Según la Encuesta Mundial de la CSI, el 84% de la población mundial afirma que el salario mínimo no es suficiente para vivir. Apenas el 48% de las mujeres tienen un empleo, frente al 75% de los hombres, mientras que la brecha salarial de género se encuentra estancada en cerca de un 25% y más del 70% de las personas carecen de protección social.
“La magnífica visión de los dirigentes hace 100 años, y los logros sociales y económicos fundamentados en el respecto del mandato tripartito único de la OIT para establecer una base de normas internacionales del trabajo que garantizaran la dignidad laboral, empiezan a tambalearse. Desde los años 1980 se ha ido observando una erosión paulatina del contrato social. Y el modelo actual de comercio mundial ha contribuido a ese deterioro”, señaló Burrow.
La CSI solicita un nuevo contrato social entre trabajadores, gobiernos y empresas para conmemorar el nuevo siglo que comienza para la OIT y para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8: la promesa de un trabajo decente para todos.
“Necesitamos un nuevo contrato social dotado de una base de Garantía Laboral Universal. Se trata de una de las recomendaciones clave de la Comisión Mundial de la OIT sobre el Futuro del Trabajo y es la única medida que puede garantizar el cumplimiento de la promesa de trabajo decente y de acceso a la justicia para todos los trabajadores y trabajadoras. Es decir, que los derechos se respeten, que los empleos sean decentes, con un salario mínimo digno y el derecho de negociación colectiva, que los trabajadores tengan algún tipo de control sobre las horas de trabajo, que la protección social tenga cobertura universal, que las actividades de las empresas estén sujetas a la debida diligencia y a la rendición de cuentas, que la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad y que el diálogo social garantice medidas de transición justa en lo que respecta a las nuevas tecnologías, el cambio climático y las personas desplazadas”, observó Burrow.
Las recomendaciones de la Comisión Mundial de la OIT sobre el Futuro del Trabajo conciernen a todos los trabajadores y trabajadoras, incluidos los empleados a través de modelos empresariales de plataformas digitales como Uber.
“Sin estas nuevas normas, los grandes monopolios de la tecnología, como Amazon, seguirán comprometiendo la competencia justa y a las personas, a medida que consolidan su poder a costa de los trabajadores y de otras empresas que, por su parte, sí respetan estas normas. Los beneficios y el potencial masivos de la tecnología digital, en particular, ocultan un lado más oscuro de las gigantes corporaciones de datos que controlan cada vez más la vida de las personas, también en el trabajo. La mayoría de su mano de obra global está mal pagada y las propias empresas no suelen pagar prácticamente ningún impuesto”, concluyó Burrow.
La presidenta de la Asamblea General presentará una síntesis del debate que contribuirá a orientar el curso de las deliberaciones de la 108ª Conferencia Internacional del Trabajo en junio, el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible en julio, y la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que tendrá lugar en septiembre de 2019.