La Secretaria General de la ISP, Rosa Pavanelli, aplaude la decisión del gobierno francés de solicitar a la UE la paralización de las negociaciones del TTIP. La iniciativa francesa se ajusta a la reciente declaración del Vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, al afirmar que “el TTIP ha fracasado, aunque nadie lo esté admitiendo”.
Este es el último indicio de que los gobiernos, por fin, están tomando nota de la ira que la población siente hacia estos regalos de empresa. De hecho, por mucho que se intente, resulta imposible ocultar que estos acuerdos comerciales conceden beneficios a las grandes corporaciones del planeta, pero destruyen empleos y servicios públicos para la gente de a pie”, afirma Pavanelli.
La decisión francesa coincide con la de Uruguay y Paraguay, que el año pasado abandonaron las controvertidas negociaciones del acuerdo TISA, respaldado por los Estados Unidos, y al humillante paso atrás dado recientemente por la UE respecto a la Solución de Controversias entre Inversores y Estados. Ante una Alemania y Francia tan críticas y Gran Bretaña en vías de salida de la UE, es difícil ver cómo podrá continuar negociando la Comisión Europea.
Sin embargo, Pavanelli advierte que el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA) recién concluido por la UE y Canadá continúa dejando vulnerables a Francia, y a otros países europeos, ante la posibilidad de ser demandados y que les reclamen indemnizaciones millonarias el 80 % de las compañías estadounidenses que tienen filiales en Canadá.
Citando un estudio que acaba de publicarse y condena el sistema de tribunales de inversiones, Pavanelli afirma: “Si Francia quiere realmente proteger sus intereses deberá oponerse también al CETA”. Las negociaciones del CETA concluyeron ya, pero el acuerdo aún no ha sido ratificado.
Pavanelli afirma que, luego de décadas de desigualdades rampantes e ingentes beneficios corporativos, no cabe duda de que el fracasado modelo de liberalización del comercio no redunda en interés de la población; los gobiernos se están finalmente dando cuenta de que apoyar estos acuerdos supone una rémora política.
“Es un escándalo que dependamos de las filtraciones para averiguar lo que nuestros gobiernos están negociando en nuestro nombre. El secretismo y la falta de transparencia no hacen sino avivar la preocupación de la gente y, a largo plazo, debilitar la credibilidad de los gobiernos” concluye.
Costa Rica
Pavanelli se reunirá con sindicatos de Costa Rica el viernes 2 de septiembre, para analizar el desconocido Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA), que desde hace cuatro años negocian en secreto en Ginebra la UE, los Estados Unidos y Japón, entre otros.
El TISA extenderá las controvertidas disposiciones del GATS y perjudicará la democracia a través de la limitación de la capacidad de los gobiernos nacionales de regular a las multinacionales extranjeras y de devolver las privatizaciones fallidas a manos públicas.