El Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 sobre Trabajo Decente para Todos es el único ODS que reúne metas sociales, económicas y medioambientales. Tiene un impacto en todos los demás objetivos de la Agenda 2030. ¿Qué se necesita para garantizar su consecución?
El mundo laboral está experimentando profundos cambios. Coches que se conducen solos, drones que distribuyen medicamentos, inteligencia artificial que aumenta la creatividad humana, megaciudades que se recalientan. Todo esto era ciencia ficción. Hoy son las fuerzas tecnológicas, demográficas y relacionadas con el cambio climático que reconfiguran nuestra forma de trabajar.
Lo que no sabemos es si estas fuerzas cambiarán nuestro mundo laboral para bien o para mal. Esta incertidumbre aumenta porque los cambios se están produciendo en un momento de enormes desafíos existentes.
Las desigualdades están alcanzando niveles sin precedentes. El crecimiento mundial del empleo será sólo del 1,0% en 2023, menos de la mitad que en 2022. Se espera que el desempleo mundial aumente en unos tres millones en 2023, hasta alcanzar los 208 millones. La crisis del coste de la vida está empujando a más personas a la pobreza, incluida la pobreza laboral. Entre los trabajadores más vulnerables hay 200 millones de personas que viven en la pobreza absoluta y 2.000 millones en la economía informal, donde a menudo carecen de derechos legales o protección social.
Este panorama global también oculta importantes desequilibrios geográficos. Por ejemplo, en los países de renta baja no se espera que el empleo recupere este año los niveles anteriores a la pandemia. En aquellas regiones en las que el desempleo se encuentra ahora por debajo de los niveles anteriores a la crisis, nuestro análisis muestra que esto se debe principalmente a un desplazamiento hacia la economía informal, que probablemente aplaza en lugar de resolver los problemas de los trabajadores.
Entonces, ¿qué se puede hacer? ¿Cómo podemos garantizar que estas corrientes de cambio nos conduzcan al futuro más equitativo, sostenible, próspero y pacífico al que se comprometieron los Estados miembros de las Naciones Unidas cuando adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en 2015? Esta será una de las cuestiones clave que se abordarán en la Cumbre sobre los ODS que se celebrará en Nueva York en septiembre.
Aquí es donde el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8 desempeña un papel crucial. El ODS 8 persigue el crecimiento económico inclusivo y sostenible y el empleo pleno y productivo, es decir, el trabajo digno para todos. Pero su impacto va más allá, porque es el único ODS que reúne metas sociales, económicas y medioambientales. En ese sentido, puede considerarse un «objetivo multiplicador» de toda la agenda de desarrollo sostenible, ya que, si se alcanza, tendrá un impacto positivo en otros objetivos.
Como ocurre con todos los objetivos, para cumplir la promesa del ODS 8 será necesario recuperar la fe en el multilateralismo y la cooperación mundial. En una economía globalizada, no se puede esperar que los países en desarrollo actúen solos. Necesitamos solidaridad internacional si queremos marcar una diferencia práctica. La creación de sistemas universales de protección social es un ejemplo. Éstos pueden aliviar la pobreza, reducir la vulnerabilidad y las desigualdades y ayudar a gestionar los conflictos y las tensiones sociales. Para alcanzar este objetivo, la ayuda humanitaria debe orientarse de manera que apoye los sistemas de protección social y refuerce la capacidad de los Estados.
Es esencial un enfoque reorganizado y reequilibrado de la globalización. Aunque la preocupación por el impacto de la automatización en la pérdida de puestos de trabajo es válida, el progreso tecnológico también puede crear nuevas oportunidades de empleo en los mercados emergentes. Pero debemos asegurarnos de que los beneficios lleguen a todos a lo largo de estas cadenas de suministro.
Para aunar todos los componentes de este enfoque debemos contar con políticas y acciones claras y transparentes, y asegurarnos de que se consideran justas. Por eso la OIT convoca una Coalición Mundial por la Justicia Social.
La Coalición reunirá a los mandantes de la OIT, la ONU y otros organismos multilaterales, instituciones financieras mundiales, el sector privado, la sociedad civil y otros socios. Esta amplia gama de puntos de vista y conocimientos contribuirá a garantizar que las políticas reflejen todas las facetas de los problemas a los que nos enfrentamos -económicos, sociales y medioambientales- y logren así una amplia aceptación.
La Coalición también se basará en el trabajo del Acelerador Mundial del Empleo y la Protección Social para Transiciones Justas . Ambos se basan en una sólida base de derechos humanos, con un fuerte vínculo con las normas internacionales del trabajo y la promoción del diálogo social. Mientras que la Coalición reunirá un amplio abanico de opiniones y experiencias, el Acelerador ayudará a canalizar las inversiones procedentes de una amplia gama de fuentes -nacionales, internacionales, públicas y privadas- hacia la ampliación de la protección social y la creación de empleo, incluidas las economías verde, digital y de los cuidados.
Sabemos que el mundo laboral será diferente para la próxima generación, esto es inevitable. De nosotros depende cómo dar forma a ese cambio. El ODS 8, centrado en el trabajo decente para todos, puede orientarnos hacia un futuro más equitativo, digno, productivo y humano.
Mia Seppo Subdirectora General del Grupo de Empleo y Protección Social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)