Que el actual sistema de adjudicación de plazas no garantiza ni la igualdad, ni el mérito ni tiene en cuenta la capacidad de los trabajadores en la Administración, está en boca de todos. Que este sistema de cobertura, en los últimos tiempos, ha servido poco más que para conseguir algún traslado puntual, ya sea funcional o de localidad, o para arañar un poquito de promoción profesional, es una cruda realidad. Sobre qué pasa con las vacantes puras en las Relaciones de Puestos de Trabajo… pues es un misterio… a la altura de cualquier ciencia oculta.
Conseguir un traslado se ha convertido casi en una misión imposible. No solo no se ha avanzado en la flexibilización del sistema, sino que se han ido poniendo trabas con el correr de los años, en forma de ítems restrictivos a la hora de cambiar de localidad, organismo, entidad o departamento. Recordemos la última gran chapuza de los Áreas funcionales, por ejemplo. O las restricciones impuestas a algunos compañeros –SEPE o Extranjería, por ejemplo- en los diferentes Concursos que se van publicando.
Todos sabemos que para promocionar, o “caes bien” o te preparas una oposición y… en este último caso, a veces… ni eso. ¿Cuantos compañeros del grupo A2 están varados y sin expectativas?.
La Oferta de Empleo hace tiempo que brilla casi por su ausencia y la Promoción Interna se ha convertido en un chiste de mal gusto. Porque, “el caer bien” no está al alcance de todos, solo de unos pocos privilegiados que obtienen la ventajosa situación de la “Comisión de Servicios” o la “Adscripción Provisional” etc.
Al hilo de lo dicho, hace poco hemos asistido estupefactos a las Comisiones de Valoración de varios Concursos. Más concretamente uno Específico del INSS, otro de Médicos Evaluadores, el específico de la IGSS, o el de las UPIS de la GISS. Todos ellos para lo único que han servido es para consolidar las “Comisiones de Servicios” previamente dadas.
Pero lo más llamativo es la cantidad de vacantes que han quedado desiertas. Otro subterfugio para seguir mermando la plantilla. Las jubilaciones siguen implacables, no se convocan oposiciones y las vacantes desiertas en los concursos se acaban amortizando. Por arriba de los niveles 22, las vacantes están quedando desiertas dada la insuficiente plantilla de los grupos A1 y A2. Por abajo, la continua amortización de los puestos de niveles inferiores al 22, hace inviable cualquier Macroconcurso –al último nos remitimos-.
Desde el momento que se queda vacante un puesto, se crea una Comisión de servicios, según el criterio que ese día tiene a bien aplicar el jefe de turno. Mientras, esperas a que por fin esa plaza salga a la luz. pero cuando por fin se convoca el Concurso, te puedes encontrar con que no se convoca esa plaza o te encuentras la vacante ajustada al perfil y méritos del comisionado… y claro, ya está en el BOE. Tal es así que, en muchos casos puestos iguales con denominaciones iguales, tienen méritos totalmente diferentes y lo más grave, ese mismo puesto, pasados los años ya no tiene los mismos méritos.
Para atar bien este sistema, la Administración que recordemos son la mitad más uno en las Comisiones de Valoración, suele ser cicatera a la hora de facilitar datos a la parte social, creando un ambiente de opacidad y frustración, más que ventajoso para alguna organización sindical.
Tenemos que reconocer que el sistema de promoción actual no solo no ha mejorado en el tiempo, sino que ha empeorado con el transcurrir de los años, hasta encontrarnos en la situación en que estamos. Tal vez tendríamos que regresar a fórmulas pretéritas que, por lo menos no fueron tan desleales con el empleado público. Haciendo más flexible y menos restrictivo cualquier traslado y dotándonos de una promoción interna digna de tal nombre. Para esto último es necesario que se valore la carrera profesional, el mérito y la capacidad, además de una conciliación familiar mínimamente sostenible.
Desde FAC-USO, independientemente de insistir en la convocatoria de un nuevo Macro, limpio y transparente y de insistir en la necesidad deoposiciones, tanto de promoción interna como libres que doten a la sociedad de servicios de calidad.