Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, el Director General de la OIT, Guy Ryder, dice que si queremos un futuro del trabajo centrado en las personas, que no deje a nadie atrás, debemos incluir a los trabajadores LGBTI.
Hace cincuenta años, estallaron disturbios en las calles de Nueva York en protesta contra la discriminación y la violencia que en aquel momento enfrentaba la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. Conocidos como los disturbios de Stonewall, esos eventos son recordados ahora como uno de los momentos más importantes en la lucha por los derechos de la comunidad LGBTI.
Desde entonces, hemos observado progresos significativos, con unos 80 países que han aprobado leyes que prohíben la discriminación basada en la orientación sexual, la identidad de género, la expresión de género o las características sexuales. Sin embargo, el ritmo de avance es demasiado lento y, en algunos casos, está retrocediendo. La verdad es que 50 años después de los disturbios de Stonewall, muchas personas LGBTI siguen enfrentando niveles elevados de discriminación, violencia, acoso, persecución y estigma, incluso en el lugar de trabajo.
A pesar de algunas leyes y políticas progresistas, los trabajadores LGBTI con frecuencia se encuentran sin tutela jurídica a causa de sus costos prohibitivos, procedimientos interminables, o la falta de confianza en el sistema. De hecho, se les niega justicia y protección.
Si realmente queremos un futuro del trabajo centrado en las personas, que no deje a nadie atrás, debemos incluir a los trabajadores LGBTI. Además, debemos garantizar que las políticas y las leyes no criminalicen a los trabajadores LGBTI a causa de a quién aman o quiénes son.
El mandato de justicia social de la OIT respalda su compromiso con el trabajo decente. No obstante, el trabajo decente sólo puede existir en condiciones de libertad y dignidad. Esto significa abrazar la inclusión y la diversidad. Requiere que nos levantemos y actuemos en contra de todas las formas de estigma y discriminación.
Debemos trabajar juntos y acelerar el ritmo a fin de garantizar justicia y protección para todos, en particular para aquellas personas en nuestras sociedades que son más vulnerables a la discriminación.