Cuando los negociadores comerciales representando a 50 países se reúnen a puerta cerrada para intentar finalizar el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (ACS, también conocido como TiSA por sus siglas en inglés) antes de finales de año, la CSI ha publicado un nuevo análisis con información filtrada sobre el acuerdo, titulado “El ACS en detalle: Todo lo que no sabía respecto al Acuerdo sobre el Comercio de Servicios”.
El informe describe cómo el ACS concentraría aún más poder en manos de las multinacionales, estrangularía la regulación vital gubernamental, supondría una marcha atrás respecto a los limitados progresos obtenidos para regular los bancos y los conglomerados financieros, y conduciría a la “Uberización” de millones de puestos de trabajo.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, comentó: “Mientras que otros tratados comerciales como el TTIP, TPP y el AECG/CETA ocupan los titulares, los negociadores gubernamentales, en estrecha colaboración con grupos de presión empresariales, intentan hacer pasar el ACS mientras la atención está centrada en otra parte. No podemos permitir que esto ocurra.
A partir de lo que se sabe sobre el acuerdo secreto del ACS, éste tendría profundas repercusiones negativas sobre la regulación financiera, la protección de los trabajadores y consumidores, y toda una serie de otras áreas. Los Gobiernos no han aprendido aún la lección de que situar los intereses empresariales por encima del nivel de vida y la subsistencia de sus propios ciudadanos no sólo es injusto, sino una estupidez política”.
La información filtrada muestra que los Gobiernos deberán “consultar” con las multinacionales al considerar nuevas regulaciones, y que las denominadas cláusulas de “estancamiento” y de “trinquete” harían que resulte imposible dar marcha atrás respecto a privatizaciones desastrosas. Compañías como Uber, que prosperan a base de emplear trabajadores sin garantizarles ni los más básicos derechos a un salario y condiciones de trabajo decentes, podrán extender su alcance a vastos sectores de la economía. Los empleadores podrán además trasladar de un país a otro a trabajadores en profesiones como derecho y contabilidad, sin estar obligados a respetar las leyes nacionales.
“El ACS es una buena noticia para los bancos y los paraísos fiscales, y para algunas de las empresas más irresponsables del planeta. Las autoridades gubernamentales no podrán siquiera apoyar a las empresas de servicios locales, lo que podría perjudicar los pequeños negocios y las comunidades locales. El ACS es una mala noticia para las familias trabajadores y para el funcionamiento mismo de un Gobierno democrático. En su forma actual, el tratado resulta totalmente inaceptable; si realmente se necesita un acuerdo sobre servicios, las negociaciones deberían volver a empezar de cero, con un proceso abierto y democrático, y sin que los grupos de presión empresariales lleven la voz cantante”, afirmó Burrow.
El informe se basa en información filtrada antes de la actual ronda de negociaciones sobre el ACS. La información disponible respecto a dichas negociaciones es limitada, puesto que los Gobiernos siguen insistiendo en que las conversaciones se mantengan en secreto.