EPSU, de la que FAC-USO forma parte, connmemora el próximo 12 de mayo, el Día Internacional de la Enfermera.
Al celebrar el Día Internacional de la Enfermera el 12 de mayo, rendimos homenaje a la inmensa contribución de las enfermeras en nuestra sociedad.
Aunque lo peor de la pandemia del COVID-19 haya quedado atrás, nunca debemos olvidar la valentía demostrada por las enfermeras durante toda la crisis.
Pero celebrar y aplaudir no sirve de nada si no abordamos los continuos retos a los que se enfrentan las enfermeras, como la escasez de personal y el aumento del coste de la vida.
A pesar de su papel vital en nuestro sistema sanitario, las enfermeras siguen estando infravaloradas e insuficientemente pagadas, soportando penurias tanto económicas como psicológicas.
Estos problemas se han visto agravados por años de políticas de austeridad y liberalización, lo que pone de relieve la necesidad de medidas inmediatas para apoyar al personal de enfermería europeo.
Las enfermeras europeas han llegado a su límite y se hacen oír. En diciembre de 2022, trabajadores de toda Europa se manifestaron en Bruselas para pedir a los ministros de Sanidad europeos que solucionaran la escasez de personal. La manifestación, organizada por la FSESP, fue sólo una parte de un movimiento que ha visto un número sin precedentes de trabajadores de la salud y la asistencia social tomar medidas de acción industrial en toda Europa. En muchos países, los trabajadores de la sanidad y la asistencia social han participado en protestas o huelgas en 2022 . El mensaje es claro: las enfermeras europeas están hartas y quieren que se oiga su voz.
La salud y los cuidados no son mercancías
El sistema asistencial europeo, impulsado por el afán de lucro, pone en peligro tanto a los trabajadores como a los beneficiarios de los cuidados, ya que los operadores privados de centros de cuidados de larga duración se quedan con cantidades exorbitantes de fondos públicos y tarifas privadas. Estos operadores dan prioridad a los beneficios y la expansión por encima de la calidad de la atención, que ha sido un problema de larga data para la FSESP. La pandemia ha puesto aún más de relieve estas preocupaciones. El escándalo francés de Orpea a principios de 2022, junto con otras revelaciones, ha llamado la atención pública sobre las consecuencias de este sistema defectuoso.
Transformar los aplausos en acciones concretas
Ya es hora de que los responsables políticos reconozcan la labor crucial de las enfermeras y garanticen una mayor retribución y mejores condiciones de trabajo. El mensaje de la FSESP y los sindicatos que organizan a las enfermeras es claro: los aplausos no bastan. Los responsables políticos deben pasar urgentemente de la retórica a la acción.
Una dotación de personal adecuada y unas buenas condiciones de trabajo para las enfermeras son esenciales para construir una sociedad resistente a la pandemia. Debe darse prioridad a la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, lo que incluye abordar los riesgos de violencia de terceros y los factores psicosociales. Lamentablemente, los niveles inadecuados de dotación de personal y la continua falta de inversión intensificaron enormemente el trabajo del personal sanitario y asistencial durante la pandemia, lo que repercutió negativamente en su salud mental. Estos elevados niveles de estrés siguen siendo un grave problema de salud y seguridad en el trabajo que la UE puede abordar mediante una directiva específica sobre riesgos psicosociales, como proponen la FSESP y otras federaciones sindicales europeas. El personal sanitario y asistencial no debe verse obligado a soportar la exposición a factores de riesgo psicosocial: es hora de poner fin al estrés laboral en la profesión de enfermería.
No podemos dejar que los aplausos de 2020 se desvanezcan en un mero recuerdo. Es hora de que los responsables políticos muestren su verdadero aprecio por los trabajadores sanitarios y asistenciales que cuidaron de Europa durante la pandemia: es hora de pasar a la acción.
