Las nuevas cifras relacionadas con el gasto militar publicadas por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) revelan que el año pasado el gasto militar aumentó un 2,6% en todo el mundo, lo cual asciende a un total de 1,981 billones de dólares estadounidenses.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, declaró: “Los gobiernos han tenido la poca vergüenza de derrochar enormes sumas de dinero en el ámbito militar y de aumentar el gasto militar aunque todavía no han atendido las necesidades urgentes de la sanidad pública, la reconstrucción económica y la resiliencia ante la pandemia de la COVID-19”.
“Se trata de un despilfarro escandaloso de los recursos en un momento en que el virus supone una amenaza para toda la humanidad y en el que falta la financiación fundamental para abordar el cambio climático. Cuesta creer que los gobiernos hayan dado prioridad a su capacidad para enfrentarse entre ellos mediante guerras en lugar de hacer frente a las crisis humanas de carácter existencial”.
La protección social
Las cifras del SIPRI muestran un aumento del gasto militar en todas las regiones, excepto en Oriente Medio, principalmente debido a un descenso en Arabia Saudita, aunque sigue gastando decenas de miles de millones de dólares al año.
Con solo este aumento del 2,6% se cubriría con creces la inversión necesaria para crear un fondo de protección social para los países menos acomodados y se sufragarían dos tercios de las inversiones necesarias para brindar protección social a cada persona del planeta.
“Gran parte del mundo sigue estando indefenso ante el virus SARS-CoV-2 debido al nacionalismo y la apropiación empresarial de las vacunas y de otras herramientas de la sanidad pública. Esta asignación de fondos totalmente inadecuada despoja a cientos de millones de personas de protección y reduce gravemente las inversiones en los ámbitos de la creación de puestos de trabajo, la protección social, la sanidad pública y el cuidado”.
“Los gobiernos deberían reducir el tamaño de sus ejércitos y convertir la fabricación de armas en una producción socialmente útil. Las armas no proporcionan seguridad. Lo que brinda seguridad a la gente,” añadió la Sra. Burrow.