La central sindical griega GSEE ha convocado una huelga general para el 8 de diciembre, conforme se revelan detalles de las negociaciones entre los acreedores y el Gobierno, que buscan una eliminación global de derechos de los trabajadores.
Los acreedores, con la UE y el FMI a la cabeza, exigen que se eliminen las restricciones al despido masivo de trabajadores, se establezcan nuevos obstáculos a la sindicalización y la negociación colectiva, se restrinja aún más el derecho de huelga y se impongan mayores recortes a las pensiones.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, comentó: “El FMI parece entender poco o nada lo que está ocurriendo realmente en Grecia y, de hecho, en todo el mundo. Seis años imponiendo la voluntad del capital a expensas de los trabajadores ha resultado ser un total fracaso, dejando la economía Grecia sin una salida para volver a la vía del crecimiento y la creación de empleo. Una vez más ha triunfado una ideología por encima de la sensatez económica, con esta última serie de demandas, que hasta un economista principiante vería que no harán sino hundir a la economía aún más y dejar a muchas más personas en la miseria”.
La naturaleza ideológica de las exigencias del FMI queda de manifiesto con su insistencia respecto a disposiciones de “cierre patronal”, pese a que los empleadores griegos no las hubieran solicitado. El Consejo General de la CSI, reunido hoy en Viena, manifestó su solidaridad y apoyo a los trabajadores griegos y sus sindicatos.
“Pedimos al FMI que cese en su empeño y desista de imponer estas destructivas políticas en Grecia, que están causando enormes sufrimientos a los trabajadores y sus familias, y provocando una devastación económica”, indicó Burrow.
