La Confederación Sindical Internacional ha editado un informe sobre libertad, paz, democracia y derechos eligiendo a nueve países o territorios en donde se producen graves quebrantamientos y cuatro temas transversales. Los países elegidos son: Argelia, Argentina, Brasil, Etiopía y Eritrea, Hong Kong, India, Filipinas y Turquía. Los temas elegidos son: La libertad en peligro en 2019; el auge de la derecha; el rearme mundial; Tratados mundiales para controlar las armas nucleares; y el creciente número de personas refugiadas y desplazadas.
La introducción del texto la ha realizado Sharon Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional. Libertades y derechos democráticos, salarios y protección social siguen siendo atacados en la mayoría de los países del mundo, y las condiciones para la paz y la igualdad brillan por su ausencia.
El Índice Global de los Derechos de la CSI describe un mundo donde la democracia misma está en peligro, al perderse la confianza de la población en las instituciones: en 54 países se denegó o limitó la libertad de expresión y de reunión el último año.
Los Gobiernos no son capaces de proteger a sus ciudadanos del capitalismo predador, con una explotación deshumanizadora en las cadenas de suministro y que escapa al control de la legalidad.
El multilateralismo está en crisis, sin embargo, el FMI, el Banco Mundial y la OMC continúan con políticas que no hacen sino apuntalar un modelo económico fallido.
La escalada de conflictos continuará en tanto persistan estas condiciones. Los países se rearman, incluyendo armamento nuclear de medio alcance, mientras que una débil gobernanza mundial expone el mundo a la grave amenaza de un conflicto nuclear. La propia ONU resulta ineficaz sin el liderazgo compartido y la solidaridad de los Gobiernos.
Las naciones cierran sus puertas a los refugiados y la xenofobia se convierte en una herramienta crucial para la extrema derecha. Proliferan enfoques inhumanos para el control de las fronteras. La Declaración de Principios adoptada al fundarse la CSI nos compromete a actuar para la protección de la paz y la democracia en todo el mundo. Constituye el fundamento básico para el disfrute de libertades y derechos democráticos. Sabemos que una vida segura requiere protección social, salarios justos y un entorno laboral sano y seguro, con la garantía de derechos fundamentales y el estado de derecho. La paz depende de la democracia y el trabajo decente en un mundo libre de armas de destrucción masiva, y de que se logren progresos hacia el desarme general. Paz, democracia y derechos constituyen además los cimientos para realizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El compromiso del movimiento sindical internacional con la paz y la democracia -donde libertades y derechos democráticos estén garantizados, donde la xenofobia y el racismo no tengan cabida en nuestros lugares de trabajo y comunidades, y donde la codicia corporativa esté limitada por la legalidad- implica que los trabajadores y las trabajadoras están en primera línea en las luchas contra Gobiernos cada vez más autocráticos y contra la extrema derecha.
Las condiciones para la «edad de la ira» que vivimos actualmente se están arraigando dado que:
• apenas el 30% de la población mundial considera que su opinión resulta relevante;
• el nivel de vida no se basa en salarios mínimos vitales y negociación colectiva para garantizar empleos decentes;
• la protección social universal y unos servicios públicos de calidad no se erigen como baluarte contra la pobreza;
• una fiscalidad justa, donde las empresas paguen lo que les corresponde en el país donde obtengan beneficios, no se recauda y se invierte en servicios públicos vitales gratuitos, incluyendo educación pública, formación profesional y aprendizaje permanente, y sanidad, cuidados infantiles y de personas mayores abordables;
• no se garantiza igualdad de participación económica para las mujeres y la inclusión de jóvenes;
• no se impone el respeto de los derechos humanos y sindicales fundamentales, incluyendo la diligencia debida obligatoria con mecanismos de quejas y reparación; y
• la responsabilidad medioambiental para conseguir cero emisiones netas y protección de la biodiversidad, con aguas y océanos limpios, no son elementos prioritarios en las agendas políticas y legislativas.
Si los Gobiernos destinan sus escasos recursos a construir muros y a desarrollar material bélico, entonces la confianza resulta imposible.
La confianza no podrá recuperarse si no se garantiza a la población el derecho de voto, procesos electorales justos, y no se involucra a la ciudadanía más allá de las urnas, mediante consultas, estructuras tripartitas y diálogo social, junto con otras medidas que reflejen las voces de la comunidad. Sin todo esto, no conseguiremos combatir el autoritarismo.
Estas son las condiciones que favorecen el surgimiento de grupos de extrema derecha que seducen a quienes se sientan excluidos. El resultado es fascismo y dictaduras, con un discurso de odio y discriminación que sienta las bases para el estallido de conflictos.
Y pese a que el mundo es tres veces más rico que hace apenas 30 años, el desarrollo no es sino un sueño en demasiados países, con la prosperidad compartida fuera del alcance de más personas hoy en día que en ningún otro momento de la historia desde las guerras mundiales en la primera mitad del siglo pasado.
La CSI defiende la esperanza, no el odio; derechos, no opresión; democracia, no dictadura; libertad, no fascismo; solidaridad, no división; justicia, no desigualdad; valentía, no temor; al 99%, no al 1%; dignidad, no explotación.
Junto con nuestras afiliadas actuaremos en solidaridad con la gente trabajadora y sus sindicatos en primera línea en su lucha por garantizar paz, democracia y derechos.