Los avances de la medicina e investigación producidos a lo largo del último siglo han traído consigo un antes y un después en el tratamiento de enfermedades antiguamente incurables. En muchos casos, en el ámbito de las enfermedades infecciosas se ha logrado que patologías que eran mortales dejen de serlo.
Sin embargo, estos avances también han derivado globalmente en una utilización inadecuada de antibióticos y medicamentos antimicrobianos, con las consecuencias que ello lleva asociado. El uso sin mesura de estas sustancias contribuye activamente a que agentes biológicos patógenos desarrollen una especial resistencia a los mismos, pudiendo mutar en nuevos agentes para los que su acción resulta inefectiva y que además pueden ocasionar infecciones ante las que no existe tratamiento. Esto ha derivado en el surgimiento y la proliferación descontrolada de organismos resistentes a los agentes antimicrobianos, lo que supone una importante amenaza para la salud humana, la sanidad animal y los ecosistemas del planeta.
Los microorganismos que son capaces de resistir el ataque de los antibióticos administrados hacen que tratamientos comunes con medicamentos sean inefectivos y las infecciones persistan, amenazando al personal infectado e incrementando el riesgo de contagio a otras personas.
Hoy en día, muchos de los usos inapropiados de antibióticos se llevan a cabo en actividades laborales relacionadas con la producción de alimentos de origen animal, tales como las desarrolladas en el ámbito ganadero, en el crecimiento de aves, o en los mataderos. En consecuencia, las bacterias resistentes a los antibióticos se encuentran presentes en la cadena alimentaria que va desde lugares de trabajo como los indicados hasta los hogares, con la consiguiente propagación al entorno extralaboral, familiar o social de trabajadoras y trabajadores.
Es frecuente que las infecciones por agentes biológicos resistentes guarden relación con útiles de trabajo contaminados; cortes o pinchazos durante las tareas que se desarrollan; inhalación de aire contaminado; falta de orden limpieza en las áreas de trabajo; ausencia o incorrecto uso de equipos de protección individual, o ausencia de protocolos higiénicos frente a riesgos biológicos durante o al finalizar la jornada.
La Organización Mundial de la Salud estima que si no se toma conciencia de este problema y no se adoptan medidas al respecto en el futuro millones de personas morirán por enfermedades convencionales que durante décadas han sido exitosamente tratadas con antibióticos. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que pese a los esfuerzos realizados en algunos países para reducir el uso de antibióticos en animales, aves y productos cárnicos o pesqueros este podría aumentar en dos tercios entre 2010 y 2030.
La emergente resistencia antimicrobiana desarrollada por muchos agentes biológicos es una amenaza cada vez mayor para trabajadoras y trabajadores en su desempeño profesional, siendo necesario por los poderes públicos concienciar sobre la misma y difundir medidas encaminadas tanto a evitar el uso abusivo de antibióticos como a prevenir posibles contagios futuros.
Algunas de las medidas dirigidas a la protección de la población trabajadora frente a la exposición a agentes resistentes a antimicrobianos son:
- Evaluar los riesgos por exposición a estos agentes, teniendo en cuenta tanto la naturaleza de las actividades que se desarrollan en los lugares de trabajo como los posibles reservorios y vectores de contaminación.
- A partir de los resultados de la evaluación, planificar e implantar medidas preventivas frente a la exposición a dichos agentes.
- Comunicar al empresario cualquier situación anómala detectada o lesión producida con posibilidad de contagio (ejemplos: corte, pinchazo, desgarro), a fin de actuar lo antes posible frente al desarrollo de infecciones.
- Proporcionar equipos de protección individual adecuados y velar por su correcto uso y mantenimiento y formar al personal en su correcta utilización conforme lo establecido por el fabricante de los mismos.
- Establecer y aplicar procedimientos higiénicos en las actividades de riesgo, que garanticen tanto el lavado y desinfección de la ropa de trabajo como la descontaminación del personal antes de abandonar el lugar de trabajo, así como formar al personal en todos estos ámbitos.
- Establecer protocolos de seguridad en el uso de útiles cortantes ya que estos son una fuente típica de infección.
- Evitar colocar objetos personales (ejemplo: teléfonos móviles) en zonas de riesgo, tales como áreas de ganadería o de crecimiento de aves.
- En caso de realizar actividades en granjas o en plantas de procesamiento de carne y aves es especialmente importante adoptar medidas como: la limpieza y desinfección del calzado o el uso de calzas desechables; ducharse antes de abandonar el lugar de trabajo y ponerse ropa limpia; lavarse bien las manos con agua caliente y jabón, secando estas luego con una toalla de papel. Una vez las manos estén secas, desinfectarlas con un desinfectante de manos y frotarlas durante unos 30 segundos.
- Adoptar medidas para la limpieza periódica de las líneas de producción, a fin de mantener unas adecuadas condiciones higiénicas en las zonas de trabajo.