La campaña Stop Agresiones lanzada por la Federación de Atención a la Ciudadanía de la Unión Sindical Obrera durante todo el mes de Octubre cierra su fase de difusión, pero abre una nueva etapa de compromiso y acción. Un movimiento que acaba de empezar.
No cerramos una campaña. Iniciamos un movimiento.Un movimiento que defiende el derecho de todas las personas trabajadoras a realizar su labor en entornos seguros, protegidos y libres de violencia.
Durante el mes de Octubre, la campaña Stop Agresiones ha recorrido hospitales, aeropuertos, juzgados, residencias, centros de protección de menores, centros de salud, oficinas de Administración General del Estado ( SEPE, TGSS, INSS, etc… ) y otros centros de trabajo de empresas y Administraciones Públicas.
Hemos conseguido romper el silencio y visibilizar una realidad que no puede seguir normalizándose: las agresiones al personal que trabaja por y para la ciudadanía.
De la sensibilización a la acción
Poner en el punto de mira esta realidad, publicar los alarmantes datos del número de casos de agresiones externas sufridas por el personal del sector público, dar voz a las víctimas que han sufrido agresiones y reflejar que detrás de cada agresión hay una persona que ha sufrido el impacto de la misma en su salud física y mental, ha provocado que se den pasos encaminados a concienciar tanto a las personas usuarias como a las personas trabajadoras afectadas como a la Administración Pública del problema y de la importancia de adoptar cuantas medidas sean necesarias para garantizar la seguridad y salud del personal de las Administraciones y Empresas Públicas.
Debemos destacar la importancia en esta labor de visibilización y concienciación de esta realidad de la difusión de testimonios, reels y vídeos explicativos en redes sociales. 12.768 visualizaciones, más de 3000 reproducciones del vídeo explicativo “ Qué es violencia externa “ y reels de testimonios reales, entre otros, que destacan con 780 reproducciones son datos que evidencia el impacto en redes de esta campaña.
Ha provocado la reacción de algunos sectores que se han atrevido a dar un paso más:
- En la Junta de Extremadura y en centros hospitalarios como Parc Taulí y Hospital Sant Joan Despí Moisés Broggi de Barcelona se han impulsado campañas de sensibilización específicas.
- En el aeropuerto de Gran Canaria, se ha acordado realizar una evaluación de riesgos psicosociales y se ha desbloqueado la tramitación de elaboración de un protocolo de actuación ante situaciones de violencia externa.
- El Servicio Andaluz de Salud ha programado en Sevilla una formación específica sobre violencia externa para el personal sanitario, con simulacros en diferentes centros sanitarios.
- En un caso reciente en la sanidad de Cataluña, la dirección de un hospital solicitó por primera vez una orden de alejamiento y protección para proteger la seguridad del personal sanitario.
Son pequeños pasos, pero comenzamos a andar. Nada de esto habría sido posible sin el compromiso del equipo de campaña, los servicios de prevención que han colaboraron activamente, las personas trabajadoras víctimas de agresiones que voluntariamente han dado su testimonio y los delegados y delegadas sindicales que llevaron el mensaje a cada rincón, incluso en los turnos de noche, cuando el riesgo es mayor y la visibilidad menor.
Mirando al futuro: los próximos pasos
El trabajo no termina aquí. Los retos que asumimos ahora son claros:
- Trabajar para incluir la violencia externa como riesgo laboral que debe ser evaluado. Es el primer paso para prevenir agresiones externas.
- Aumentar medidas de protección en los centros de trabajo. Concretamente, revertir la reducción del personal de seguridad en organismos como el SEPE.
- Impulsar la creación de registros oficiales y observatorios de casos de agresiones externas en todos los sectores y empresas públicas.
- Exigir más formación en prevención y atención ante la violencia externa.
- Consolidar protocolos eficaces y medidas de apoyo psicológico, médico y jurídico tras cada incidente.
E insistimos en la importancia de denunciar y comunicar los incidentes y agresiones que se produzcan. Porque lo que no se nombra, no se protege y lo que se denuncia, se empieza a cambiar. Cada agresión denunciada es un paso más hacia la protección real.
La campaña AGREDIRME NO ES LA SOLUCIÓN, RESPETARME SÍ ha demostrado que cuando se unen voces, empieza el cambio. No hablamos solo de agresiones: hablamos de dignidad, respeto y derechos laborales. Seguiremos caminando para que nadie tenga que elegir entre su trabajo y su seguridad. Porque la seguridad en el trabajo también se defiende.
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